sábado, 1 de diciembre de 2001

CAMBIOS EN LAS REGLAS ¿SÍ O NO?

Parece ser que los encargados de trabajar por que el Tenis evolucione y se adapte a los tiempos han trabajado realmente poco; hasta hace unos años, prácticamente nada. Sí que de un tiempo a esta parte hay movimiento en cuanto a cambios, lo que provoca un debate continuo dentro de una sociedad tenista que aparecía aletargada y dormida en los laureles de un prestigio internacional que no es tal y que, además, va en franca decadencia. Efectivamente, el tenis no es el ombligo del mundo ni el deporte más importante, aunque a nosotros nos lo parezca. Según datos oficiales (ITF), las estadísticas del país más estadístico del mundo (USA) establecen que, para los norteamericanos, el Tenis ocupa el puesto número ¡23! en el ranking de sus preferencias deportivas. Todo un dato.

Lo que está claro es que hay que olvidarse de sentimentalismos y mirar hacia delante, sin olvidar, por supuesto, el pasado, que siempre es la mejor lección para estudiar el futuro. Y dentro de ese pasado están todas las normas que no han variado, aunque el sentido común dice que si han cambiado los materiales, la preparación física del jugador, la técnica individual y otros muchos aspectos, los reglamentos deberían haber evolucionado en igual o mayor medida. El único consuelo al que podemos agarrarnos es el fútbol, nuestro hermano mayor, que ha cambiado menos.

La polémica de los últimos años es la norma No-Ad o “punto de oro”, algo que tenía que llegar para, al menos, probar qué es lo que pasa si le ponemos un límite a la puntuación en cada juego. Uno recuerda la gran polémica que suscitó el tie-break, que comenzó regulándose como “muerte súbita” en un juego a doce puntos y que acabó tal y como está establecido ahora. El tenista de entonces no entendía por qué no se el permitía jugar con la puntuación auténtica y había que ceñirse a esa modernez de jugarse a siete puntos lo que no se había conseguido en doce juegos. Los que regían en aquellos tiempos los destinos de nuestro deporte apostaron fuerte por el tie-break y, pasando de críticas y reclamaciones, consiguieron lo que pensaban que hacía falta: poner un límite a los partidos.

La gran mayoría de los deportes tienen un límite temporal o de puntuación. Uno piensa que el problema del tenis es que siempre se ha jugado con ventajas y eso de que te obliguen a no jugar al tenis de toda la vida, en principio duele, pero es probable que el tiempo cure estas heridas como al que le quitan la tierra batida o al que, en su tiempo, le dijeron que la raqueta de madera no servía para nada. Al final, el ser humano se acostumbra a todo y, generalmente, no quiere volver a lo anterior.

En el día a día, se observa que los jugadores critican la norma… cuando pierden. Pero si pensamos que precisamente por el atípico sistema de puntuación, lo fundamental en el tenis es saber jugar los puntos importantes, estaremos de acuerdo en que la norma No Ad potencia esa especial filosofía que reza que “el tenis es para listos” y que los necios no tienen nada que hacer en nuestro deporte. De todas formas, la culpa de todo esto la tiene quien inventó este sistema de partidos interminables, porque si en un principio se hubiera planteado que cada juego lo ganaba quien llegara a cuatro puntos, no estaríamos discutiendo sobre el tema. Por eso, uno piensa que es de perogrullo discutir sobre si el sistema es justo o injusto. Esa no es la cuestión. El tema no es de justicia, sino de hábitos.

De cualquier forma, si evolucionando con normas de este tipo conseguimos que el espectador-consumidor se oriente mejor en cuanto a horarios y que las televisiones tengan más facilidad para vender nuestro producto, la inversión habrá sido altamente positiva. Pero, si por el contrario, nos anclamos en el pasado y demostramos no haber aprendido nada de experiencias anteriores, cercanas o lejanas, no avanzaremos nada. Y, por supuesto, seguiremos en el puesto 23 en USA.


Josemari Sexmilo
Entrenador Nacional
Director Escuela C.T. Pamplona
Noviembre 2001
Publicado en Tenis a Fondo