domingo, 25 de septiembre de 2005

EL INTERÉS DE LA COPA DAVIS

Javier Clemente se quejaba con amargura de que a la selección española de fútbol no le seguían los españoles. Era en un Campeonato Mundial y, mientras los demás equipos tenían una legión de seguidores cantando y chillando desde las gradas y tribunas, los de Clemente se tenían que cantar ellos mismos. Una lástima y una buena herramienta para un seleccionador que quería justificar las carencias de un equipo nacional que, como en casi todo el resto de disciplinas, no llegaba a los objetivos programados. Y es que España es un territorio en el que a veces te extrañas de que ése que tienes enfrente sea de tu mismo país. Los españoles son muy diferentes unos de otros y, de hecho, hay autonomías que se parecen a otras como un huevo a una castaña y eso, a la hora de aunar esfuerzos para obtener algo valioso, colabora para que cada uno tire hacia su lado sin importarle en absoluto el bien común. Es una de las lacras de nuestra historia y se manifiesta a todos los niveles. El deporte no se escapa a esta teoría y así vemos equipos españoles que no tienen la ilusión de franceses o estadounidenses, que hasta se saben la letra del himno.

La edición 2005 de la Copa Davis ya empezó mal desde el principio. Las controvertidas elecciones a la presidencia de la Federación Española (un España-Cataluña en toda regla) y las mencionadas consecuencias de la historia de España, hicieron que se consumara el primer naufragio del nuevo Presidente, de su Junta Directiva, de sus amigos y de los jugadores que accedieron a viajar con el equipo. Carlos Moyá, que parecía que se olía algo, se desmarcó alegando que quería hacer una gran temporada (¿) a nivel individual y que no le venían bien las emociones de la Copa Davis. Juan Carlos Ferrrero dijo que estaba en un estado de forma no recomendable para competir defendiendo al equipo; y Tomy Robredo adujo una lesión. Con lo cual tuvieron que competir los madrileños Verdasco y López, dejando sorprendentemente en el banquillo al jugador con más experiencia en el Campeonato (Albert Costa) y al mejor jugador actual (Rafael Nadal). Aquí también parece que hubo España-Cataluña, con un 1-0 en el partido de ida a favor de los españoles.

España ha ganado a Italia llorando, pero al menos ha ganado. Los italianos tienen un equipo con un número 1 que la semana pasada ostentaba el puesto 78 de la ATP; y el número 4 casi se salía de los 200 primeros. El líder español, Nadal, es el número 2 de la clasificación mundial y el cuarto y último, el 23. El que esta diferencia se neutralice sólo se puede explicar a través de la motivación que para unos supone el representar a su país, algo que, al parecer, no va con las ideas de otros.

Esta semana se sortea la Copa Davis 2006. Si todo sigue así, que Dios nos pille confesados.

JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
25 de Septiembre de 2005
Publicado en Diario de Noticias (27.SEP.2005)