domingo, 12 de febrero de 2006

PATRIOTISMO

El 24 de Abril de 1976, José Angel Iríbar jugaba su último partido con la selección española de fútbol. Y fue el último porque, cuando fue convocado para el siguiente encuentro internacional, el que haría el número 50, el Txopo se negó a representar a un país que no era el suyo porque quería ser consecuente con sus ideas. Iríbar fue el portero más emblemático de la historia de la Liga española junto con Ricardo Zamora. Emblemático y querido. Eran los tiempos en que había peñas del Athletic en todas las ciudades y en muchos pueblos del Estado Español. Desde ese momento, desde esa decisión, Iríbar fue el futbolista más vilipendiado, atacado y odiado por la afición española. Una pena que no entendieran lo que Iríbar estaba tratando de explicar al mundo.

España ha rozado el ridículo en la Copa Davis. Se ha perdido una eliminatoria que, como dicen los pelotazales, no tenía madre. Enfrentar a un país con 12 jugadores entre los 100 primeros de la lista mundial, contra otro cuyo segundo jugador es el 301, parece que no tiene ni color ni interés. Pero España se ha colgado una vez más de una cuerda que no admite bromas y que se rompe cuando se le cuelga mucho peso. Da la impresión de que aquí, cuando llega la convocatoria del equipo nacional, todos tienen prisa por ir al baño o a lavar el coche; el caso es no cruzar la vista con el capitán, no sea que le seleccione.

Este año, la Copa Davis se ha perdido porque los jugadores con más experiencia no han jugado. La gente no sabe si Nadal, Ferrero y Moyá están lesionados o poco motivados o hartos de gastar días de vacaciones con la Federación, su Federación. El caso es que no juegan y la sensación que da este circo es que no quieren jugar. De hecho, Nadal ha sufrido una grave lesión de la que está recuperado y ha vuelto a competir en Marsella el lunes siguiente a la eliminatoria. Parece ser que no podía el chico jugar tres días antes, después de tres meses de paro.

Con el tema de Iríbar se revolvió toda la sociedad porque el vasco dijo lo que pensaba. Pero es que estos deportistas de la raqueta no dicen nada, salvo Moyá, que el año pasado dijo que quería dedicarse a su tenis individual y no jugar con la selección. ¿Se imaginan la que se puede montar si dice eso Cañizares o Raúl? Se lo voy a poner peor: ¿Se imaginan la que se puede montar si dice eso Xabi Alonso u Oleguer? Pues mira por dónde, el futbolista debe ser patriota por encima de todo, de su dinero, de sus lesiones, de sus intereses. Ante todo patriota. Y sin embargo, la grada acepta que el tenista sea patriota sólo cuando tiene tiempo. De locos.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
12 de Febrero de 2006
Publicado en Diario de Noticias (14.FEB.2006)