martes, 14 de noviembre de 2006

LAS CHICAS

Confieso que hice el ridículo. Corría el año 84 y yo había fichado, como entrenador, por un club de Málaga y aquel año se celebraba en Puente Romano el Campeonato de España absoluto femenino. Le convencí a una persona por entonces muy querida de ir a ver las semifinales. Todo colaboró al desastre, porque la noche anterior no paró de llover, la pista estaba muy blanda, la pelota pesaba un montón, estábamos a nivel del mar y, sobre todo, el nivel era el que era. Por aquel entonces dominaba el tenis español Carmen Perea, malagueña, nueve veces campeona de España, una persona encantadora, pero una jugadora que, a duras penas, pasaba una previa cuando salía a jugar el Circuito Internacional. El caso es que después de cantar a mi compañera las excelencias de las mujeres y el tenis, el espectáculo fue, simplemente, patético. Y no me quedó más remedio que, tras quince inacabables minutos, cambiar de planes y, casi colorado, pasear por Marbella intentando olvidar todo lo que oliera a tenis.

En veinte años, el tenis femenino ha evolucionado de tal forma que ahora nos podríamos plantear lo que entonces, en algunas ocasiones, era implanteable: ir a ver a las chicas en vez de a los chicos. El tenis femenino tiene técnica, tiene velocidad, tiene fuerza, es táctico y, además, tiene una puesta en escena que no tiene nada que envidiar al tenis masculino.

El Master femenino de Madrid ha tenido todos los ingredientes, pero el que se lleva la palma es el más importante, el nivel. El poderío técnico que atesoran las jugadoras de ahora era algo, simplemente, impensable hace años. Las chicas juegan ahora, de alguna manera aunque no totalmente, como los chicos, Las chicas aceleran su raqueta al máximo para transmitir la mayor velocidad a la pelota, juegan paralelo, cruzado, largo, corto, sacan a nosecuántos por hora, volean, se la juegan en cuanto pueden y además… tienen unos cuerpos estupendos.

Todo esto faltaba en Puente Romano el año 84. Y no precisamente porque hubiera llovido la noche anterior y la pista estuviera blanda y la pelota pesara y estuviéramos a nivel del mar y todo eso, sino porque el tenis femenino ha dado un vuelco que muchos deportes lo quisieran para sí. Es como si fueran dos deportes diferentes. Y uno piensa que, al margen de los cuerpos estupendos, lo son.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
14 de Noviembre de 2006
Publicado en Diario de Noticias (15.NOV.2006)