jueves, 14 de junio de 2007

CLAVES

En el deporte todos los días hay victorias y derrotas; y todas ellas van acompañadas de razones para poder entender el sentido del resultado. Son las claves. Nunca se gana o se pierde porque sí. Siempre hay un razonamiento y es muy interesante buscarlo. Deducir por qué he ganado o he perdido tiene algo de racional y algo de experimental. La vía racional es fácil de entender. La vía experimental nos indica por dónde tenemos que ir o qué es lo que no tenemos que hacer en el futuro.

Nadal ha ganado cumpliendo el pronóstico. Lo que pasa es que los pronósticos son eso, pronósticos, y en cualquier momento se pueden derrumbar. Pero en este caso el pronóstico se ha impuesto. Pero, ¿por qué ganó Nadal el domingo pasado?, ¿cuá fu la clave? Todo tiene su explicación.

En primer lugar, la consistencia (capacidad de mantener la pelota en juego sin fallar y a un ritmo trepidante) de Nadal es cada día más firme. No en vano, declaró Federer el mismo domingo: “Nadal te obliga a fallar”. Nadal no falla, gana pocos puntos pero no comete los errores que los demás cometen.

También es una clave importante que el momento del mallorquín es excelente y ha coincidido en fechas con el torneo de París. Además, el cambio de mentalidad y de técnica que ha sufrido esta temporada, le hizo ser mucho más agresivo, con lo que eso conlleva a estos niveles.

Y la tercera clave quizá sea la más importante: el físico. Cuando Nadal perdió en Hamburgo la final con Federer, se habló del aspecto físico como algo determinante (tras su maratoniana semifinal con Hewitt). Y lo fue. Ahora en París, aunque se juega a cinco sets, se descansa 24 horas después de cada partido y eso es importante. Nadal no sufrió excesivo desgaste en rondas anteriores y, además, descansó. Así que se plantó en la final contra Federer descansado, con un partido al mejor de cinco sets y con calor. Todo a favor.

Ahora, en Wimbledon, es probable que no tenga tanto calor y es seguro que el juego será mucho más rápido. Las claves cambian y hay que hacerse a las variaciones que se sufren de una competición a otra. Nadal va a sufrir en todos los aspectos, incluso en el trato del público, porque ni franceses ni ingleses quieren ese juego mediterráneo, tan lento, tan defensivo, tan poco vistoso. Pero aquí lo que cuenta es grabar el nombre en el trofeo y qué más da si, al más puro estilo Induráin, ni se sabe atacar ni se sabe hablar y, mientras tanto, se gana. Pues eso, mal que les pese, es lo que cuenta. El año pasado Nadal ganó Roland Garros y jugó la final en Londres. Las claves están claras. Ahora lo que tiene que acompañar es la suerte. Y, a ser posible, el público.


JOSEMARI SEXMILO
Entrendor Nacional de Tenis
14 de junio de 2007