lunes, 5 de noviembre de 2007

MARTINAS

Que las apariencias, a veces, engañan no es ningún secreto. A todos nos ha dejado alguna vez helados la vida de los demás, cuando creíamos una cosa y resulta que era otra. El raspao a fin de mes con cochazo impresionante y el podrido de dinero en alpargatas, no son casos demasiado extraños en nuestra sociedad. Habría que ver lo que hay por ahí.

Martina Navratilova se lanzó sin red cuando declaró su homesexualidad. Para algunos (ojalá los más) fue una mujer valiente y digna de cualquier alabanza por declararse lesbiana en un mundo que aún no lo entendía muy bien. Era principio de los 80 y hubo demasiada gente que no le quiso comprender y le dio la espalda. Ahora Martina se dedica a proyectos humanitarios y de protección a la infancia.

A Martina Hingis le viene el nombre de la adoración que sentía su madre por la Navartilova. No lo dudó y le puso Martina, quizá pensando que eso le iba a ayudar a ser una estrella mundial. Y la verdad que lo fue, sin llegar a lo que hizo su homónima, pero lo fue. Además, siempre estuvo acompañada por mamá que, según declaraciones de la niña, era, a parte de su entrenadora, su mejor amiga (¿). Siempre tuvo pinta de buena chica y buena hija. Ahora dice que se va, que le acusan de consumir cocaína y que prefiere abandonar. Uno piensa que es lo mejor que puede hacer un personaje así cuando le pillan con la nariz blanca.

Es difícil juzgar a quien se droga, porque, al fin y al cabo, cada uno hace lo que le da la gana mientras no moleste a los demás. Pero el problema aquí (y por eso es mejor que se vaya) es el ejemplo tan desastroso para esos chavales que quieren verse reflejados en sus ídolos y que quieren llegar a ser como ellos. Hingis estará muy dolida, pero el mundo del deporte lo está más. No se puede acabar una carrera con 43 títulos, 3 Open de Australia, un Wimbledon y un US Open de esa forma, tirando por tierra todos los valores que acompañan al deporte, todos los beneficios que reporta a la juventud y todas las ilusiones de niños y viejos. Es el peor mal que se puede hacer al deporte.

Y mientras tanto, Navratilova, la mala, la lesbiana, dejándose los dineros en ayudar a los demás. Siempre fue mejor ésta.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
5 de Noviembre de 2007
Publicado en Diario de Noticias (6.NOV.2007)