miércoles, 29 de diciembre de 2010

GRAND SLAM

Como casi todo el mundo sabe, los torneos de Grand Slam en tenis son el Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon y Abierto de Estados Unidos. Quien gana tan sólo uno de estos torneos pasa, sin duda, a la historia. Hay pocos jugadores que han conseguido ganar los cuatro a lo largo de su carrera deportiva. Y muy pocos los que han logrado lo que se llama “ganar el Grand Slam”, que es, ni más ni menos, vencer en los cuatro torneos dentro de un mismo año natural.

Rafa Nadal ha ganado en los cuatro torneos y podría conseguir en Australia ganar su cuarto gran torneo consecutivo. Pero, desgraciadamente, no pasaría a la historia por haber ganado el Grand Slam, porque, nos guste o no, no lo habría conseguido. Tan sólo dos jugadores en la historia del tenis lo han logrado: el estadounidense Don Budge (1938) y el gran Rod Laver, que lo ganó dos veces (1962 y 1969).

Por eso y ante el alto nivel de patriotismo, patrioterismo y emociones incontroladas de algunos medios de comunicación, debemos saber que Nadal no está a punto de conseguir el Grand Slam, aunque sí está en puertas de lograr ganar los cuatro torneos consecutivamente, algo que es impresionante a todas luces y que está reservado a muy pocos humanos.

A Nadal no se le puede quitar ningún mérito porque, entre otras cosas, tiene todo el mérito del mundo en hacer lo que viene haciendo desde hace varios años. Nadal nos divierte, nos admira y, a algunos, hasta nos emociona. Tiene casi todo lo que puede tener un gran deportista. Pero, no nos equivoquemos, aún no tiene el bien más preciado del tenis mundial. Las cosas como son.



JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
29 de Diciembre de 2010
Publicado en Diario de Noticias (3.ENE.2011)

martes, 12 de octubre de 2010

EL TRABAJO

Decía un célebre entrenador de fútbol que para lanzar faltas había que nacer, que eso no se aprende ni se programa; que el que las lanza bien es porque tiene una habilidad especial y que no se puede hacer nada si la naturaleza no te ha premiado con esa facilidad. El célebre entrenador se equivocaba. En el deporte no se puede alcanzar cualquier objetivo técnico, eso está claro, pero sí se puede mejorar y se puede llegar a límites que, en un principio, parecían imposibles.

Rafael Nadal está que se sale. El manacorí no se conforma con lo que tiene y cada año nos sorprende con algo nuevo. En esta temporada de negros augurios iniciales para muchos, ha experimentado dos cambios fundamentales que le han hecho ser un tenista, si cabe, mejor.

Su mejoría en el saque está siendo espectacular y se debe, simplemente, a dos modificaciones: la empuñadura y la posición de los apoyos. Su forma de empuñar la raqueta ha variado y ahora el cordaje se encuentra con la pelota en una posición “plana” (sin provocar ningún efecto) y eso hace que la velocidad sea mayor. Y en cuanto a la posición de los apoyos, en el inicio del servicio coloca el pie izquierdo más atrasado, facilitando un giro de hombros y caderas mayor que el de antes y transmitiendo más potencia a la pelota.

El otro cambio se refiere a sus golpes cortados. Nadal ya no arriesga tanto en el resto y juega a menudo bloqueando la pelota que se le viene encima a una gran velocidad y colocándola casi en la línea de fondo de su contrario. Y lo mismo hace con su revés de fondo, que en unas ocasiones lo golpea duro y en otras lo corta para que el contrario tenga que tocar la pelota prácticamente por debajo de su rodilla.

Cuando el célebre entrenador decía lo que decía, Nadal acababa de nacer. Gente como él (y uno lo dice con todo el cariño del mundo) se debe dar cuenta de que el trabajo hace perfeccionarse tanto al ser humano, que hemos asistido a escenas tan “imposibles” como que Miguel Induráin, con sus tropecientos kilos, subiera puertos y más puertos en el Tour, que los gigantes del baloncesto fallen cada vez menos y a más distancia, y que un tipo como Nadal, según algunos un “pasabolas”, saque de la pista a raquetazos a Federer, Djokovic o Murray.

Mientras no se demuestre lo contrario, el deportista sólo mejora a través del trabajo continuo y de calidad. Y es que en el deporte no hay casualidades.



JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
12 de Octubre de 2010

domingo, 4 de julio de 2010

CON MAYÚSCULAS

El gran deportista, el deportista con mayúsculas, es aquél que no se duerme cuando llega a la cima y sigue trabajando para mejorar día a día. El gran deportista no se conforma con cualquier cosa, quiere ser el mejor y, además, serlo por mucho tiempo. El gran deportista, en resumen, es aquél al que le puede la ambición y trabaja en cantidad y calidad para pasar a la historia.

Rafa Nadal ha pasado a la historia ganando su segundo Wimbledon, algo reservado a unos pocos. Y si ha llegado a este nivel es por el trabajo acumulado durante los meses de preparación para este comienzo de año, el año después de su bajón a todos los niveles. Uno no sabe la cantidad de entrenamiento que ha sufrido en pretemporada, porque eso lo saben los que están en su equipo, pero lo que está claro es que el nivel de calidad ha sido muy alto en vista de lo visto en Londres.

Nadal ya no es un jugador defensivo (dejó de serlo hace ya dos años), ni un jugador que se vale de su físico corriendo de línea a línea en cada partido, ni un jugador que envuelve la pelota con su cordaje y juega sólo hacia arriba. No. Nadal ha demostrado que los jugadores no son de una forma o de otra para toda la vida, sino que, con trabajo serio y duro, se puede cambiar el patrón de juego y, de alguna manera, cambiar como jugador. De hecho, ya en Roland Garros se vio a un Nadal más agresivo de lo normal. Pero es que ahora, en Wimbledon, ha sido un jugador irreconocible, pegando muy duro desde el fondo (especialmente con su derecha) y sacando cada vez mejor y a más velocidad. En este momento, Nadal es un jugador de ataque. ¡Quién nos lo iba a decir hace tres o cuatro años! Es el Iván Lendl de los 80, un jugador de ataque desde el fondo de la pista, un patrón de juego que se descubrió con la aparición del checoslovaco en el Circuito.

Rafael Nadal es uno de los grandes desde hace tiempo, pero ahora se puede explicar al mundo entero por qué es uno de los grandes. Su trabajo da frutos cada año. Cada temporada nos sorprende con algo nuevo. Este año ha sido su vocación atacante, el año pasado la mejora en su saque y el revés cortado, el anterior la velocidad en su derecha, el anterior… Y para deseperación de sus contrarios, seguirá en esta línea, porque no se conforma con nada y quiere pasar a la historia como los grandes, con mayúsculas.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
4 de Julio de 2010
Publicado en Diario de Noticias (05.JUL.2010)

domingo, 6 de junio de 2010

ADIVINO

Cuando las cosas están claras, no hay que ser un adivino para pronosticar y acertar. Decir que en verano va a hacer más calor que frío, que los precios van a subir o que el autosuficiente Mourinho va a hacer que los enemigos del Real Madrid sean más enemigos aún, es apostar claramente a caballo ganador. Y es que hay cosas en la vida que no admiten duda y que podría firmarlas el asturiano Perogrullo.

Rafael Nadal ha ganado Roland Garros a pesar de muchas cosas. A pesar de sus lesiones, a pesar de su sequía de títulos durante un largo año, a pesar de las críticas asesinas, a pesar de sus problemas afectivos y a pesar del público francés. Pero el pronóstico no admitía variantes. Un jugador que ha ganado todo lo ganable en los últimos meses y en la misma superficie de París, tiene que llegar y vencer. No admite dudas. Pero, ¿por qué este cambio en Nadal?

En realidad no ha habido ningún cambio. Rafa estaba en la fresquera porque no se sentía bien. Nada más. Quien quiso ver fantasmas los vio, pero no eran más que alucinaciones. Hay datos que siempre han dicho que Nadal iba a volver con la fuerza que tuvo antes y es que este jugador no es un jugador cualquiera. Muchos jugadores aparecen y desaparecen de las listas ATP porque no tienen capacidad o porque, simplemente, no son disciplinados o no valoran lo que tienen o falla el entorno. A Nadal no le falta nada de esto. Su capacidad es de todos conocida, disciplina le sobra, valora lo que está viviendo y el entorno no le falla. Entonces, ¿por qué dudar de su retorno?

Nadal ya es número 1. Ahora va a vivir tiempos favorables porque el año pasado, debido a todos sus problemas, no consiguió apenas puntos y tiene poco que defender. O sea, que el pronóstico tampoco es difícil en este momento, lo que no quita para que los de siempre estén esperando con el hacha para rematarlo en el caso de que un ligero mareo le haga tambalearse. Es la condición humana. Y si no le toca a Rafa, le tocará al autosuficiente Mourinho.



JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
6 de Junio de 2010
Publicado en Diario de Noticias (8.JUN.20109)

domingo, 23 de mayo de 2010

VOLVER A EMPEZAR

Para los agoreros, para los negativos, para los pesimistas, para los que encumbran y derriban con especial facilidad, para los críticos, para todos ellos, hay un mensaje en su contestador: ha vuelto Rafa Nadal. Lo que oye. Ha vuelto el auténtico, el metódico, el grande, el que juega mejor cuando va a remolque en el marcador, el que no falla en las grandes citas… el campeón.

Ha arrancado Roland Garros. Si nos agarramos a los datos, podemos afirmar que Nadal va a ganar el 6 de Junio en París; y, seguramente, a Federer. Rafa es el jugador más en forma del Circuito porque ha ganado tres Masters 1000 consecutivos. Y para quien no lo sepa, decirle que estos torneos no son cualquier cosa, que a estos torneos están obligados a acudir, salvo fuerza mayor, todos los mejores. Es el contrato del jugador con su Asociación (ATP).

Seguramente usted ha visto este año a un Nadal con más fallos del lo habitual y con un carácter distinto, un poco más tenso, algo más irritable. Quizá al principio le decepcionó. Lo del carácter es normal; no se puede ser siempre el chico bueno y ejemplar. La vida, para bien o para mal, va mutando al ser humano. Y en lo de los fallos, quizá el juego más agresivo, más arriesgado, que exhibe este año es lo que provoca los errores. De paso, si le apetece, observe la gran derecha paralela que utiliza para ganar muchos puntos, incluso directos. Estos detalles son los que diferencian a los cracks del resto.

El mensaje del contestador es muy corto, pero lo dice todo. Que se preparen, si es que a estas horas aún no se han convencido de lo evidente, los agoreros, los negativos y toda es cohorte de incrédulos. Comienza la fiesta en París. Hagan sus apuestas.



JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
23 de Mayo de 2010
Publicado en Diario de Noticias (25.MAY.2010)

domingo, 31 de enero de 2010

EL MEJOR

Sería difícil explicar por qué no gana el mejor. Sería más o menos como intentar razonar que un socialista no es de izquierdas o que el Nobel de la Paz no se lo dan a un pacifista. En todos los ámbitos de la vida es bueno que el mejor, el que más méritos contrae, el que mejor lo hace, se coloque por delante de los demás y , además, con claridad. ¿Cómo le podemos explicar a un niño que hace dos o tres años el Barça, jugando infinitamente mejor que todos los demás, no fue campeón de Liga?

Roger Federer, una vez más, ha sido el mejor. La calidad del suizo hace que sea un jugador sin fundamentos tácticos y que lo único que hace es pegar fuerte a la pelota y destruir así al contrario. La facilidad que tiene para el tenis, su coordinación, su físico y su técnica, hacen de él un jugador perfecto, al que no le hace falta preparar tácticamente los partidos porque le basta con salir y pegar palos.

Durante el Open de Australia, Federer ha perdido sólo dos sets (contra Andreev en primera ronda y contra Davydenko) y en la final cedió lo mínimo. Contra Murray se exhibió, haciendo un tenis de libro y aprovechando las oportunidades que el escocés le dio para, por ejemplo, romperle el servicio. Pero lo que verdaderamente llamó la atención fue el momento en el que sacó el catálogo de golpes y lo mostró a todo el mundo, especialmente al individuo de enfrente. En la final sacó, voleó, destruyó a su contrario haciéndole correr más que él, abrió ángulos para que Murray se estampara contra el público, le hizo dejadas, jugó a bote pronto en muchas ocasiones y, sobre todo y ese es uno de las grandes virtudes de Federer, pasó de situaciones de defensa al ataque con un solo golpe en multitud de ocasiones.

Y para los que están ya aburridos de ver a este hombre siempre ahí arriba e intentan quitarle mérito, decirles que les guste o no, Roger Federer sólo ha faltado desde Wimbledon 2005 a una final de Grand Slam (Australia 2008). El palmarés está ahí y va a seguir creciendo.

Federer ha sido el mejor en Australia y por eso ha ganado. Sería absurdo que por pequeños detalles o por mala suerte, quien demuestra al mundo que es el mejor no fuera en este momento campeón. Sería absurdo que el Barça no ganara todo lo ganable con lo bien que juega al fútbol. Sería, efectivamente, como decir que un socialista no es de izquierdas. Y lo del Nobel de la Paz, si les parece, lo dejamos para otro día.



JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
31 de enero de 2010