miércoles, 28 de diciembre de 2011

DESEOS DEPORTIVOS 2012

No tiene buena pinta el año que comienza. No hay dinero (¿dónde está el dinero?), no se vende nada, no se fabrica, no se construye, no se compra, no se negocia, no, no, no… Y en medio, el deporte; algo que para toda esa gente que decide por los demás no es importante, salvo cuando juegan a golf. Para ellos, pero también para los que creen en el deporte, para los que sueñan con una marca, para los que entrenan para mejorar, pero, sobre todo, para los que entrenan, simplemente, para disfrutar, ahí van unos cuantos deseos deportivos para el año que se avecina.

Que el dinero no lo sea todo en el deporte, que el basket navarro ilusione, que Irujo no se cabree tanto, que Osasuna mire (en contra de su costumbre) hacia arriba, que el Athletic no nos mire tanto, que las radios entren en los estadios, que el Itxako siga ahí, que el footing haga adelgazar, que siga triunfando el padel, que vuelvan los futbolistas navarros, que los políticos entiendan los valores del deporte, que Nadal cambie de marca de gayumbos, que los deportistas crean a los psicólogos, que el Barça nos siga divirtiendo, que la entrada de cancha sea más barata, que vuelva Induráin, que no vuelva Camacho, que no se vaya nunca Beloki, que los partidos de liga sean a las cinco, que triunfe la cantera, que nieve, que el Anaita vuelva a ser lo que fue, que los deportistas de élite sean un poco más simpáticos, que se popularice el golf, que las Olimpiadas sean las mejores de la historia, que Jorge Nagore escriba todos los días de deporte, que hagan aparcamientos en El Sadar, que los padres no hagan de Entrenadores, que la formación sea la base del deporte, que terminen de una vez el Navarra Arena, que la pelota progrese, que triunfe la humildad, que Mourinho sea normal, que Guardiola siga siendo normal, que florezcan los sponsors, que no haya bocinazos el día de la media marathon y que, en fin, se entienda el deporte como algo necesario.

Los deseos son simplemente eso, deseos. Que se cumplan o no depende de muchas personas y muchas circunstancias, pero lo que está claro es que el deporte siempre triunfa para aquellos que entrenan, simplemente, para disfrutar.

Urte berri on. Feliz año (olímpico).



JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
28 de Diciembre de 2011
Publicado en Diario de Noticias (2.ENE.2012)

jueves, 10 de noviembre de 2011

EQUIPO

Los deportes individuales se definen muchas veces como deportes de soledad. La soledad del maratoniano, la del tenista, la del saltador de esquí, la del gimnasta, en ocasiones la del portero de fútbol, la de tantos deportistas que se esfuerzan en la competición sin poder echar a nadie la culpa de sus errores y tomando decisiones en décimas de segundo. Los deportes individuales son los más dramáticos, porque no diluyen la pena o la desazón en un vestuario de gente joven que celebra o llora los éxitos y los fracasos, sobre todo éstos, recordando aquel dicho de que las penas con pan son menos penas.

El equipo absoluto del Club Tenis Pamplona ha ascendido a 2ª categoría nacional, la máxima categoría a la que puede aspirar un equipo de cantera, compuesto por jugadores que no cobran ni piden nada a cambio de defender los colores de su Club, un club en el que equipo se escribe con mayúsculas.

Siendo como es el tenis un deporte individual, parecería como que el éxito de este ascenso se debe a seis jugadores que han hecho bien su trabajo e individualmente se han llevado un alegrón. Pues no. En el caso del equipo del Club Tenis Pamplona todos ganan y todos pierden. Esto, que parece una frase típica del deporte rey (el fútbol es así, no hay enemigo pequeño, todos debemos remar en la misma dirección…) es muy cierto en el caso que nos ocupa. Los jóvenes y los menos jóvenes, los que juegan y los que no, todos aportan algo. Y el caso es que esto se nota en los resultados. Aunque haya gente que no se lo pueda creer, el rendimiento de un deportista individual no depende sólo de sí mismo. El crear un clima propicio, el ser amigos, el saber que la responsabilidad no es patrimonio único del jugador que juega, el apoyo desde la grada del jugador que no juega, los detalles positivos en el hotel, en el viaje, en la comida o en la cena, hacen que un deporte individual se convierta, y valga la expresión, en menos individual. Y, en realidad, esa es la grandeza de un equipo.

Esta temporada ha sido cómoda y muy gratificante porque el nivel de la 3ª categoría no es el nivel del Club Tenis Pamplona. El próximo curso no tendrá nada que ver con éste. Volverá el equipo a sufrir para no descender y volverá a enfrentarse a equipos semi profesionales. Y volverá, por supuesto, a ser un equipo con mayúsculas, porque en este grupo humano lo del pan y las penas se lleva con mucha seriedad.



JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
10 de noviembre de 2011
Publicado en Diario de Noticias (27.NOV.2011)

sábado, 24 de septiembre de 2011

LA COPA DAVIS

A mí no me engancha la Copa Davis. Lo siento. Ahora es el momento de decirlo, cuando España ha llegado a la final y cuando puede cubrirse de gloria ganando su quinto trofeo en 12 años. Lo fácil es decirlo cuando los tuyos no ganan y tienes que tragarte un Francia-Rusia porque no hay otra cosa que llevarse a la boca. Pues no.

La Copa Davis sólo tiene el atractivo patriota de la victoria colectiva sobre otro país, como si de una guerra se tratara. Todo el mundo con su bandera, su trompeta, su voz preparada para gritar más que la forofada contraria y con ganas de aplastarles. Y es que se ha pasado del tenis de antes, el educado, el respetuoso, el pijo quizá, a algo parecido al fútbol de grada y pancarta.

Una de las razones por las que no me gusta la Copa Davis es porque sólo se juega en una pista. Cuando vas a cualquier torneo, puedes elegir entre varias pistas, a parte de la Central, porque se juegan muchos partidos a la vez. En la Davis tienes que tragarte el partido de la única pista que hay, sea bueno, regular o malo; y eso tiene el atractivo que cada uno le quiera dar.

Bien es cierto que juegan los mejores (salvo cuando están cansados). Pero también es cierto que para ellos, para los jugadores, no es lo más importante del mundo mundial. Los tenistas van a lo suyo, a competir individualmente y a colocarse lo más alto posible en el Ranking ATP, que es lo que al final les da puntos, dinero y prestigio. Lo de la Davis, aunque a alguno le cueste creer, es algo que a unos jugadores les gusta y a otros les molesta. Pero a los que les gusta, sin lugar a dudas y sin excepción, es a los Directivos, algunos bastante aldeanos, por cierto. Los presidentes de las Federaciones Territoriales son invitados por la Federación Española a todas las eliminatorias en territorio nacional, a hoteles de nosécuantas estrellas, junto a su esposa o acompañante. Les inflan a canapés, les invitan a saraos y algunos se vuelven a su pueblo comentando cosas de Rafa (al que todos los que no somos íntimos llamamos Nadal) y Feli (ídem), amigos de toda la vida. Y mientras tanto, las subvenciones no llegan, los clubs se mueren y no hay dinero para nada.

La final está al caer y está claro que será un espectáculo casi único. Sería bueno que fuera una final apretada y emocionante y que ganara el equipo de casa. Y si no gana España, al menos ganará la hostelería del canapé y el sarao.

Definitivamente, a mí no me engancha la Copa Davis.



JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
24 de Septiembre de 2011
Publicado en Diario de Noticias (04.OCT.2011)

domingo, 11 de septiembre de 2011

COMPETIR

Cuando mi mejor amigo volvía de una competición, su padre siempre le preguntaba si había jugado bien y si había disfrutado. Y punto. El padre de mi mejor amigo había sido deportista y sabía que lo de ganar o perder, a edades tempranas, no es lo importante. Claro que le gustaba que su hijo ganara, sólo faltaba, pero no se moría porque mi mejor amigo fuera campeón. Cuando la conversación avanzaba, salía a relucir la victoria o la derrota; y mi mejor amigo no lo entendía. ¿Por qué mi padre no me pregunta, de primeras y como los demás, si he ganado o he perdido?

En los deportes individuales la competición está en crisis. Y en el mundo del tenis, quizá, más. Las Escuelas son cada vez más grandes y las competiciones más cortas. Los cuadros de setenta u ochenta jugadores han pasado a la historia y ahora nos conformamos con ver competir a veinte o treinta. Pero, ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué los jóvenes no quieren competir? Y otra pregunta: ¿quién da la espalda a la competición, el jugador o el padre?

La competición, al fin y al cabo, es una escuela de vida, es una forma de actuar en un escenario en el que unos quieren demostrar una superioridad y otros, simplemente, que el trabajo bien hecho les hace disfrutar. Los padres, los entrenadores, los amigos y todos los que rodean al deportista joven, deberían colaborar a hacer de la competición algo lúdico, divertido, agradable. Lo de ganar o perder vendrá más tarde, cuando la madurez hace del deporte individual algo casi, casi, cruel. Y es que el ver la competición como algo basado únicamente en victoria-derrota es lo que anula muchas veces al joven deportista y le hace abandonar la competición. O ni siquiera empezar a competir. No es ningún secreto que el niño está, en este mundo actual, hiperprotegido y que los padres sufren a nivel 10 cuando el niño sufre a nivel 3. Quizá los padres debieran empujar a sus hijos a competir explicándoles todas estas cosas, anulando el dramatismo habitual de las competiciones y haciéndoles ver que ganar o perder es una consecuencia de la competición y nada más.

Cuando mi mejor amigo se hizo mayor, hizo con sus hijas lo que su padre le había enseñado. Lo hizo lo mejor que pudo y en esa casa nunca hubo dramas, ni tragedias, ni nada parecido. Aunque bien es verdad que a menudo, en alguna de las conversaciones al llegar a casa después de una competición, sus hijas pensaban aquello de “cuándo coño me va a preguntar si he ganado o no”.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
10 de Septiembre de 2011
Publicado en Diario de Noticias (11.SEP.2011)

martes, 5 de julio de 2011

APRENDER




Todas las experiencias, positivas y negativas, tienen algo bueno y es que de todo se aprende. Pase lo que pase, uno adivina, al menos, qué es lo que no hay que hacer. Cuando las cosas no van bien hay que observar, mirar friamente la situación y tener la capacidad de aprender algo para que la próxima vez no te atropellen.

La final de Wimbledon fue una final, fundamentalmente, de ritmo. Djokovic, tocado actualmente por esa varita que le hace un jugador de racha inalcanzable, venció con autoridad y llevando a su terreno a un Nadal que, en ocasiones, las veía pasar. Una de las diferencias que se observan entre un jugador bueno y otro menos bueno, es la capacidad de pasar con un solo golpe de una situación de defensa al ataque. Esto que Nadal hace con frecuencia utilizando su revés cruzado de contrataque, lo practicó el serbio con mucha valentía y, sobre todo, mucho acierto. El domingo Nadal fue menos bueno.

Djokovic no quiso que Nadal le contagiara su ritmo y lo consiguió. Esto mismo hizo Federer en la final de Roland Garros, intentando que la pelota alta, larga y liftada sobre su revés, no llegará a comerle, pero la diferencia es que el suizo, aunque lo intentó desesperadamente, no lo consiguió y el manacorí venció con autoridad. Pero es que Djokovic planteó un partido sin tregua, pegando pelotazos a diestro y siniestro y teniendo muy en cuenta que si Nadal le atacaba él no iba a defenderse. Y es que uno piensa que es la única forma de ganar al español, planteándole un partido de anticipación, de tanta anticipación que no pueda casi ni pensar. Otra cosa es llevar esta táctica tan sencilla a la pista, desarrollarla y que te salga todo bordado. Sobre todo esto.

Nadal, a nadie le cabe la menor duda, aprendió en Wimbledon que no puede jugar defensivo contra Djokovic, que tiene que jugársela un poquito más y que debe jugar mejor los puntos importantes. Ya veremos qué pasa la próxima vez que se enfrenten; ya veremos si Nadal ha analizado su planteamiento; ya veremos si se deja llevar al ritmo del serbio; ya veremos si puede con la situación porque, se vea como se vea y se aprenda lo que se aprenda, hoy por hoy Djokovic es inalcanzable. Y es que lleva años aprendiendo.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
5 de Julio de 2011
Publicado en Diario de Noticias (08.JUL.2011)

martes, 7 de junio de 2011

EL CANÍBAL



Decían hace años que si alguien era invencible, ése era Eddy Merckx. Que, aparte de ser un ciclista excepcional, tenía tanta ambición que era imposible acercarse a su nivel. Que tenía tanta confianza en sí mismo que su rendimiento no tenía límites. Que tenía tanto apetito de triunfo que era lo más parecido a un caníbal. El Caníbal, así lo apodaron, acabó su carrera habiendo ganado todo lo ganable y pasando a la historia como alguien excepcional en un deporte en el que no cabe gente mediocre.

Rafa Nadal ha ganado en París, frase nada original. Pero esta vez la aventura ha tenido tintes distintos, porque el Rafa que todos conocemos no tenía nada que ver con el Rafa de la primera semana. Como decía Álex Corretja, el jugador que llega a las últimas rondas habiendo sufrido mucho en las primeras, tiene muchas posibilidades de triunfar. Nadal sufrió desde el minuto 1, fue un jugador sin chispa y se hizo fuerte a partir de su choque con el sueco Soderling en cuartos de final. Y en la final, en ese Federer-Nadal tan esperado, tan morboso y siempre tan dramático, fue un jugador sin grandes alardes dentro del nivel del que estamos hablando.

Pero, ¿por qué ganó Nadal la final? Lo primero queda dicho; Nadal ha ido de abajo, de la humildad, del no convencimiento, hacia arriba y eso es muy importante, porque aparece el factor superación, día a día, set a set, juego a juego. A nivel táctico, le cosió a Federer a pelotazos altos sobre su revés, y eso que el suizo no lo hizo mal del todo, porque seguramente ha soñado muchas veces con poder superar esa apisonadora liftada y ha trabajado duro en ello. Por otra parte, Nadal sigue mejorando su control y su velocidad en la derecha, una derecha que es capaz de ganar puntos directos desde el fondo de la pista y en tierra batida, algo difícil de hacer y hasta, si me apuran, de comprender. Y si a eso le sumamos su saque, la mejoría de su revés (especialmente el cruzado), su mentalidad ganadora y su humildad, pues tenemos un jugador que, si no es invencible, roza el adjetivo. Ah! tampoco nos olvidemos del juego perfecto de su contrario (especialmente hasta el 5-2 del primer set), jugando en constante ataque, rozando la perfección y disfrutando y haciendo disfrutar. Lástima que Federer no tuvo ni continuidad ni consistencia en su juego y se hundió él solo.

Rafa Nadal ha demostrado que, aún no atravesando su mejor momento, es capaz de comerse a cualquiera, aunque siempre quedará la duda de su cruce con Djokovic. Nadal juega a devorar al contrario, a mantenerlo lejos de la línea de fondo, a alejarlo del centro de la pista, y todo esto con una derecha liftada que sólo sabe el daño que hace el que la sufre en un partido. Es el Caníbal de este siglo. No estaría mal que en 2012 entregara la Copa de los Mosqueteros Eddy Merckx. Y que ganara, otra vez, nuestro Caníbal.



JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
7 de Junio de 2011
Publicado en Diario de Noticias (8.JUN.2011)

domingo, 24 de abril de 2011

TÉCNICA

En 1980 y tras el ascenso a primera división, Osasuna sorprendió a todo el mundo por su extraña manera de jugar, moviendo constantemente a los tres atacantes, de tal forma que ninguno de los tres disfrutaba de una situación concreta ni estática. Pepe Alzate hizo que todos jugaran para dar balones a los tres puntas y para que éstos volvieran locos a unos defensas que no entendían muy bien lo que pasaba. Los indios, como los llamó Paquito, por aquellos años entrenador del Valladolid, se desplazaban con una velocidad y un desparpajo que hacía agujeros en cualquier defensa, por muy de primera división que fuera. Dicen los entendidos que esto duró una temporada y que los demás equipos analizaron esas locuras y encontraron pronto el antídoto.

Nadal ha ganado su sexto Godó con todo merecimiento y en un cuadro de alto nivel. Una vez visto el juego que ha desplegado, aparece la pregunta del millón: ¿qué hay que hacer para derrotarle? En teoría, no es difícil establecer un plan táctico para destruir su juego; lo realmente difícil es llevar este plan a la práctica y que funcione, el plan y el jugador. Para ganar a Nadal hay que evitar jugar sobre su derecha (el drive, su mejor golpe y uno de los mejores del mundo), tener más consistencia que él, sacar muy bien forzando su resto de revés, pero sobre todo hay que intentar llevar la iniciativa, comenzar cada punto dominando y rematar cuanto antes. Esta es la teoría y el jugador que la cumpla, puede cubrirse de laureles.

Nadal lleva mucho tiempo ganando torneos y muy pocos consiguen batirle, aunque el antídoto está muy claro. Después de tantos años, todos saben qué es lo que hay que hacer para ganarle. El problema está en que hay que saber y poder llevar a la práctica todo esto. Los hombres de Alzate engañaron a todos mientras pudieron. Nadal lleva “engañando” mucho tiempo a todos los jugadores del mundo. Lo que pasa es que en el deporte el nivel, al margen del plan táctico, casi siempre se impone.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
24 de Abril de 2011
Publicado en Diario de Noticias (26.ABR.2011)