martes, 7 de junio de 2011

EL CANÍBAL



Decían hace años que si alguien era invencible, ése era Eddy Merckx. Que, aparte de ser un ciclista excepcional, tenía tanta ambición que era imposible acercarse a su nivel. Que tenía tanta confianza en sí mismo que su rendimiento no tenía límites. Que tenía tanto apetito de triunfo que era lo más parecido a un caníbal. El Caníbal, así lo apodaron, acabó su carrera habiendo ganado todo lo ganable y pasando a la historia como alguien excepcional en un deporte en el que no cabe gente mediocre.

Rafa Nadal ha ganado en París, frase nada original. Pero esta vez la aventura ha tenido tintes distintos, porque el Rafa que todos conocemos no tenía nada que ver con el Rafa de la primera semana. Como decía Álex Corretja, el jugador que llega a las últimas rondas habiendo sufrido mucho en las primeras, tiene muchas posibilidades de triunfar. Nadal sufrió desde el minuto 1, fue un jugador sin chispa y se hizo fuerte a partir de su choque con el sueco Soderling en cuartos de final. Y en la final, en ese Federer-Nadal tan esperado, tan morboso y siempre tan dramático, fue un jugador sin grandes alardes dentro del nivel del que estamos hablando.

Pero, ¿por qué ganó Nadal la final? Lo primero queda dicho; Nadal ha ido de abajo, de la humildad, del no convencimiento, hacia arriba y eso es muy importante, porque aparece el factor superación, día a día, set a set, juego a juego. A nivel táctico, le cosió a Federer a pelotazos altos sobre su revés, y eso que el suizo no lo hizo mal del todo, porque seguramente ha soñado muchas veces con poder superar esa apisonadora liftada y ha trabajado duro en ello. Por otra parte, Nadal sigue mejorando su control y su velocidad en la derecha, una derecha que es capaz de ganar puntos directos desde el fondo de la pista y en tierra batida, algo difícil de hacer y hasta, si me apuran, de comprender. Y si a eso le sumamos su saque, la mejoría de su revés (especialmente el cruzado), su mentalidad ganadora y su humildad, pues tenemos un jugador que, si no es invencible, roza el adjetivo. Ah! tampoco nos olvidemos del juego perfecto de su contrario (especialmente hasta el 5-2 del primer set), jugando en constante ataque, rozando la perfección y disfrutando y haciendo disfrutar. Lástima que Federer no tuvo ni continuidad ni consistencia en su juego y se hundió él solo.

Rafa Nadal ha demostrado que, aún no atravesando su mejor momento, es capaz de comerse a cualquiera, aunque siempre quedará la duda de su cruce con Djokovic. Nadal juega a devorar al contrario, a mantenerlo lejos de la línea de fondo, a alejarlo del centro de la pista, y todo esto con una derecha liftada que sólo sabe el daño que hace el que la sufre en un partido. Es el Caníbal de este siglo. No estaría mal que en 2012 entregara la Copa de los Mosqueteros Eddy Merckx. Y que ganara, otra vez, nuestro Caníbal.



JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
7 de Junio de 2011
Publicado en Diario de Noticias (8.JUN.2011)