martes, 5 de julio de 2011

APRENDER




Todas las experiencias, positivas y negativas, tienen algo bueno y es que de todo se aprende. Pase lo que pase, uno adivina, al menos, qué es lo que no hay que hacer. Cuando las cosas no van bien hay que observar, mirar friamente la situación y tener la capacidad de aprender algo para que la próxima vez no te atropellen.

La final de Wimbledon fue una final, fundamentalmente, de ritmo. Djokovic, tocado actualmente por esa varita que le hace un jugador de racha inalcanzable, venció con autoridad y llevando a su terreno a un Nadal que, en ocasiones, las veía pasar. Una de las diferencias que se observan entre un jugador bueno y otro menos bueno, es la capacidad de pasar con un solo golpe de una situación de defensa al ataque. Esto que Nadal hace con frecuencia utilizando su revés cruzado de contrataque, lo practicó el serbio con mucha valentía y, sobre todo, mucho acierto. El domingo Nadal fue menos bueno.

Djokovic no quiso que Nadal le contagiara su ritmo y lo consiguió. Esto mismo hizo Federer en la final de Roland Garros, intentando que la pelota alta, larga y liftada sobre su revés, no llegará a comerle, pero la diferencia es que el suizo, aunque lo intentó desesperadamente, no lo consiguió y el manacorí venció con autoridad. Pero es que Djokovic planteó un partido sin tregua, pegando pelotazos a diestro y siniestro y teniendo muy en cuenta que si Nadal le atacaba él no iba a defenderse. Y es que uno piensa que es la única forma de ganar al español, planteándole un partido de anticipación, de tanta anticipación que no pueda casi ni pensar. Otra cosa es llevar esta táctica tan sencilla a la pista, desarrollarla y que te salga todo bordado. Sobre todo esto.

Nadal, a nadie le cabe la menor duda, aprendió en Wimbledon que no puede jugar defensivo contra Djokovic, que tiene que jugársela un poquito más y que debe jugar mejor los puntos importantes. Ya veremos qué pasa la próxima vez que se enfrenten; ya veremos si Nadal ha analizado su planteamiento; ya veremos si se deja llevar al ritmo del serbio; ya veremos si puede con la situación porque, se vea como se vea y se aprenda lo que se aprenda, hoy por hoy Djokovic es inalcanzable. Y es que lleva años aprendiendo.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
5 de Julio de 2011
Publicado en Diario de Noticias (08.JUL.2011)