domingo, 16 de septiembre de 2012

IÑAKI ALCALDE




En una ocasión, un entrenador de tenis le hizo pintarse a su jugadora una hache mayúscula en el dorso de la mano. La tenista jugaba uno de esos partidos que no son, en teoría, complicados, pero que pueden dar la vuelta y hacer sufrir mucho. La hache mayúscula tenía su significado: Humildad. En el caso de que la jugadora tuviera problemas con el saque, o no le entrara el revés, o, simplemente, fuera por debajo en el marcador sin saber el porqué, debía mirar el dorso de su mano y pensar que la humildad hace milagros y que, aunque no nos guste, hay que trabajar, correr y esforzarse al límite hasta con los inferiores. El juego psicológico funcionó.

Iñaki Alcalde se ha proclamado campeón navarro absoluto, un título que casi tiene dueño (Eduardo Sanz) y que este año, no sabemos hasta cuándo,  ha cambiado de amo. Iñaki Alcade es el campeón de la humildad, un hombre que no dice una palabra más alta que otra, un trabajador incansable en la sombra y, como no podría ser de otra forma, un enamorado del tenis y del deporte en general. Iñaki es el anti-divo, un tipo sencillo y educado que se lo ha trabajado él solo para poder viajar a torneos lejos de Pamplona y progresar como persona y como tenista. Quizá el carácter de su Club y el de su Entrenador han colaborado a que el chaval haya salido así; quizá su madre le ha señalado la humildad como el bien más preciado; quizá él ha observado a su alrededor y se ha quedado con lo mejor.

La chica de la hache mayúscula descubrió aquel día que nadie es más que nadie porque sí, que la humildad es fundamental en el deporte y en la vida, y que los más apreciados, admirados y queridos son los que la llevan por bandera. A Iñaki no le hace falta que Félix Barón, su entrenador,  le pinte la hache mayúscula en el dorso de la mano. Alcalde tiene la gran suerte de llevarla siempre escrita. Es uno de esos privilegiados. Nunca sabremos donde la lleva. Pero la lleva.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
16 de Septiembre de 2012
Publicado en Diario de Noticias (17.SEP.2012)


sábado, 28 de julio de 2012

EL EJEMPLO




Hace muchos años, Bjorn Borg perdió una final inexplicable en un torneo del Circuito. Nadie sabía qué había pasado pero lo cierto era que el “hombre de hielo” había caído contra un jugador que nunca le debía ganar. Las crónicas de entonces analizaron la derrota del sueco como un accidente y buscando explicaciones técnicas y tácticas. A las seis semanas y ante la insistente pregunta de un periodista, “Iceborg” reconoció que aquel partido lo había jugado con un dedo de su mano roto.

Rafa Nadal no jugará la Olimpiada. A finales de junio fracasó en Wimbledon, cayendo contra un tal Rosol, un jugador que aún se estará pellizcando para ver si es real lo que sucedió o se trata sólo de un sueño. La prensa buscó una razón que justificara la derrota, pero sólo supo decir cosas como “una de las mayores sorpresas de la historia del tenis”, o “Nadal busca a Nadal y no lo encuentra”, o “un Nadal desorientado y falto de chispa”. Nadie supo nada de la maldita rodilla.

Cuando un deportista salta a la cancha, debe darlo todo hasta el final. No valen excusas después de haber decidido jugar. El balear sabía que el tendón rotuliano de su rodilla izquierda no estaba bien, pero saltó a la pista y dio una lección, porque en cualquier momento se podría haber retirado y no lo hizo. Aguantó, sufrió, lo intentó y, además, le dio una satisfacción inmensa al incrédulo Rosol, que ganó en cinco sets y no por retirada. Toda una lección. Y es que en el deporte hay que hacer constantes ejercicios de generosidad y no pensar sólo en uno mismo. Por enésima vez, Rafa Nadal nos ha dado una lección de… todo.

Los buenos deportistas no sólo pasan a la historia por los resultados. Hay otros parámetros que unas veces son de difícil definición, otras de complicada explicación, pero en todas las ocasiones de una grandeza enorme. La deportividad, la educación, el compañerismo, la generosidad y otras cosas más, son valores que habría que infiltrar en vena a los que quieren llegar a ser algo en el deporte. Borg, “el hombre de hielo”, “Iceborg”, con su dedo roto, y Nadal con su maldita rodilla, nos hacen soñar en un deportista cada vez mejor. Quizá ejemplar.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
22 de Julio de 2012
Publicado en Diario de Noticias (23.JUL.2012)

TIERRA AZUL



En Madrid no hay demasiada afición al tenis. Desde hace muchos años han querido tener un gran torneo y todos han fracasado. En el Club de Campo, en Chamartín, masculino o femenino, la verdad es que no ha enganchado ninguno de los torneos que han intentado convertir a Madrid en una Ciudad de Tenis, como es Barcelona. Hay que ceñirse a lo que se tiene y la verdad es que el tenis nunca ha triunfado completamente en la capital.

Madrid tuvo la suerte de cruzarse en su camino con Ion Tiriac, el ex jugador rumano (compañero del mítico Ilie Nastase) que había acabado mal con los alemanes de Stuttgart y tenía en propiedad un torneo enorme para vender al mejor postor. Madrid apostó todo y pactó con el rumano la organización del torneo, aún a sabiendas de que en la capital el tenis no tenía el tirón suficiente.

El mejor torneo de España ha tenido que tirar de efectos especiales para atraer a la gente y a las cámaras. Empezaron con las escotadas recogepelotas, unas chicas, como dicen las abuelas, con todo en su sitio. Esto ya creó la primera polémica, pero ya se hablaba de Madrid. Luego pusieron en práctica un formato de horarios propios de un cine de pueblo (sesiones de mediodía y noche). Después hicieron desfilar por sus palcos (vacíos y desaprovechados salvo cuando jugaba Nadal) a las vedettes del Real Madrid acompañadas, cómo no, de toda la clase política madrileña y todo el famoseo nacional en busca de la foto. Y se seguía hablando de Madrid.

Ahora han dado el paso de la tierra azul, un invento extraño que va a perjudicar la imagen del torneo y, lo que es más grave, la de la ATP. No se debe hacer un experimento en un Master 1000 (uno de los 9 torneos más importantes del Circuito) para que se siga hablando de Madrid. Estas cosas hay que experimentarlas en la base (torneos juveniles y Futures ITF) para ver cómo responden pista y jugador; y si todo va bien, se traspasa al nivel en donde la gente se juega la vida. Y para los que tengan dudas, que sepan que lo de Nadal y Djokocic no es una pataleta ni nada parecido; es, simplemente, la verdad. No se puede colocar un torneo obligatorio para los jugadores, a las puertas de Roland Garros, en una superficie que no tiene nada que ver con la de París, que es más rápida, que proporciona menos estabilidad y a 650 metros de altitud. Y es que Nadal y Djokovic tienen un juego basado , en parte, en la fuerza de sus apoyos, algo que no facilita en absoluto la superficie pitufa. Y se quejan con razón.

Dice Tiriac que en 2013 volverá con la tierra azul y que le importa un pito lo que digan los mejores. Bueno, pues si es así y los técnicos no varían el comportamiento de este tipo de tierra, el torneo se quedará cojo. Pero se seguirá hablando de Madrid.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
16 de Mayo de 2012
Publicado en Diario de Noticias (19.MAY.2012)











viernes, 13 de julio de 2012

SALVADO POR LA CAMPANA?



En el siglo XVII se sabía que, por las razones que fuere, mucha gente era enterrada viva. Es por esto por lo que alguien aportó una sencilla solución: se ataría una soga al ataúd y a una campana colocada al lado de la tumba, por lo que, si había algún movimiento del supuesto difunto, la campana sonaba. De ahí la expresión “salvado por la campana”.

En relación a la final de Roland Garros, se está hablando mucho de que a Nadal le salvó la campana, la lluvia, de que las condiciones son iguales para los dos y que se quejó porque las cosas le iban mal (perdió ocho juegos seguidos). Para aquellos a los que les gusta ver tenis pero no tienen demasiados conocimientos y quieren saber lo que pasó realmente a nivel técnico en la Central de París, quien suscribe intentará dar una explicación.

A Nadal no le salvó la lluvia (cuando se suspendió la final andaba deambulando por la pista sin saber qué hacer y con un montón de problemas, entre ellos el resultado, que se le volvía en contra). A Nadal le perjudicó la lluvia. Y a Djokovic no. ¿Por qué? La explicación es importante. Nadal basa su juego (especialmente su drive) en un golpeo muy rápido y ascendente, que provoca que la pelota haga muchas rotaciones en el aire y cuando toca el suelo salga muy acelerada y con mucha altura. Es lo que se llama efecto liftado. Es la base fundamental de su juego. Y para que la pelota se acelere de esta forma, hace falta que tenga el peso y la presión adecuada. Si la pelota ha perdido algo de presión por el uso (aunque se cambian cada siete juegos) y ha ganado el peso de la humedad de la lluvia mezclada con la tierra, el efecto es prácticamente imposible. La pelota no rueda en el aire, diríamos que casi no se puede liftar. Por eso, el arma letal del balear desapareció.  

Por el contrario, Djokovic tiene unos golpes prácticamente planos, es decir, sin efecto o con muy poco efecto. Por eso a él le influyó mucho menos la aparición de la lluvia. Únicamente podría haberse quejado de que la pelota no corría como lo hace habitualmente, pero eso sí que es igual para los dos.

Se supone que mucha gente salvó su vida en aquellos tiempos por el invento de la soga y la campana. En nuestros tiempos, suponemos que a muchos políticos, artistas, banqueros, cuentistas, comerciantes, funcionarios y ciudadanos en general, les ha salvado en algún momento de apuro la campana. No es el caso de Rafa Nadal, porque si no llega a aparecer la lluvia habría acabado Roland Garros sin ceder un solo set. Y sin campana.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
13 de junio de 2012
Publicado en Diario de Noticias (18.06.2012)