martes, 26 de abril de 2005

NADAL

Sí, efectivamente, ha nacido una estrella. O ha acabado de nacer. Los deportistas no nacen de repente, lo que ocurre es que el público devorador de prensa deportiva sólo se fija en los de arriba. Si se mira de vez en cuando hacia abajo, se puede apreciar el trabajo que hay que llevar a cabo para llegar a ser famoso, millonario, admirado y todas esas cosas que son las estrellas del deporte actual.

Rafa Nadal lleva toda su vida con la raqueta en la mano. Desde bien pequeño ha entrenado horas y horas, como todos los que han llegado ahí arriba. Lo malo de esto es que no todos los que entrenan horas y horas llegan. Hay gente que se equivoca, gente, especialmente padres, que piensan que quien más invierte más posibilidades tiene de subir y llegar a vivir de este invento que es el Deporte. Nada más lejos de la realidad. El dinero, los medios, son importantísimos, pero nunca definitivos.

El talento de Nadal es incuestionable. Uno no entiende cómo un crío como él puede, en tan poco tiempo, subirse a las barbas y casi tomar el pelo a las vacas sagradas y ganar en Montecarlo uno de los nueve torneos más importantes del calendario, ganar en Barcelona, lo mismo en Acapulco, estar a dos puntos de batir al mismísimo Federer en la final de Miami y, más difícil todavía, liderar el equipo de Copa Davis más potente, en teoría, del planeta. El talento es el talento y punto. Es como la fe en el Vaticano. El talento no se puede fabricar, no se puede trabajar y, sobre todo, no se puede comprar.

Ahora Nadal va a descansar una semana como descansan los tenistas, o sea, trabajando pero sin presión. La próxima cita es el lunes en Roma, con la vista puesta en la última semana de Mayo en París, en Roland Garros. Esperemos que la estrella no se estrelle, pero tengamos en cuenta que es una de las posibilidades, porque estas subidas tan rápidas pueden provocar grandes caídas. El trabajo está hecho, pero ahora hay que mantener el nivel y la tensión hasta que el cerebro aguante.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
26 de Abril de 2005
Publicado en Diario de Noticias (02.MAY.2005)

lunes, 25 de abril de 2005

EL GODÓ

El Trofeo Conde de Godó, “el Godó” para los amigos, es la gran fiesta del Tenis en España. Por el torneo, que comenzó su andadura en 1953, viendo cómo ganaba el norteamericano Vic Seixas con un 22-20 en el último set, han pasado los mejores jugadores de todas las épocas. Y como cada momento tiene sus características, el Godó ha visto cómo ha evolucionado el Tenis a todos los niveles. El Godó lo han ganado, por una parte, jugadores de libro y toque ( Orantes, Santana, Emerson, Mulligan, Nastase); en otro momento, aquéllos que sembraron para que el Tenis cambiara técnicamente (Borg, Lendl, Wilander); y, por fin, los que han recogido la cosecha y han hecho que este deporte sea un espectáculo impresionante de técnica, preparación física y fuerza mental (Safin, Ferrero, Moyá, Gaudio, Robredo).

El Godó es, ante todo, un clásico. Es tan clásico que, aún habiendo podido mejorar funcionalmente cambiando su ubicación a la olímpica Teixonera, rechazó la oferta y se quedó allí de donde parece que nunca saldrá, el Real Club de Tenis Barcelona. Y la verdad es que uno piensa que se acertó, porque el entorno de ese Club tiene algo especial, algo que huele al Tenis de siempre y algo que cualquier amante del deporte tiene que catar al menos una vez en la vida. Y es tan clásico que, aunque desde Madrid y otros puntos se intenta sistemáticamente superar, sigue siendo el torneo más deseado, saboreado y visitado, sobre todo visitado.

Casi no quedan entradas para ver una edición que verá pasar por sus pistas a seis de los diez mejores jugadores del mundo. Todo un lujo. El Godó comienza su andadura con la fase previa de sábado y domingo, que no desmerece nada del resto del Torneo. Es más, hay aficionados que prefieren ver cómo muerden los aspirantes a meter la nariz en el cuadro final, que a las propias figuras consagradas.

Comienza una semana para gozar del Tenis en la superficie que más hace disfrutar al espectador, la tierra batida, donde es más fácil entender y degustar lo que a veces no se entiende (o no se ve) en las superficies rápidas. Se abre el telón.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
8 de abril de 2005
Publicado en Diario de Noticias el 18 de Abril de 2005