domingo, 29 de enero de 2006

LA PROCEDENCIA

Hace unos cuatro o cinco años, se disputaba la final del Campeonato de España de Comunidades Autónomas en su categoría infantil masculina. Habían llegado a la última ronda los representantes de Catalunya y Andalucía. Y cuando los capitanes dieron sus alineaciones, se descubrió que en realidad era un Andalucía-Andalucía. Los seis jugadores (tres por equipo) eran nacidos en esa Comunidad. Y es que, en el mundo del deporte, ya no tiene nada que ver la procedencia del deportista porque, al final, el deportista sí que es de donde pace y no de donde nace. Esos tres chavales catalanes de Catalunya eran, en realidad, jugadores que se habían formado en escuelas catalanas porque en su tierra no tenían ni el nivel, ni las facilidades, ni la estructura que encontraron en la tierra que les adoptó.

Se está hablando mucho de Baghdatis, el chipriota que ha llegado a la final del Open de Australia. En realidad, lo único extraño es su procedencia; porque el hecho de que un jugador de 21 años, campeón del mundo junior hace tres años, número 54 de la clasificación ATP y octavofinalista en el Open de Australia 2005, llegue a donde llegó la semana pasada, no es una noticia ni extraña ni curiosa. Quien se crea que este chico ha salido de las 53 pistas que hay en Chipre y de la pobreza tenística de su país, se equivoca de pleno. A los trece años se fue a entrenar a París y allí ha desarrollado su, por otra parte, meritoria carrera. O sea que ha sido producto de la grandeza deportiva de un país como Francia, en donde el tenis basa su economía en los enormes beneficios que anualmente deja Roland Garros.

Seguramente algún romántico se habrá quedado chafado con este descubrimiento, pero es que el deporte actual es así. Sin medios no hay nivel. Y quien no tiene medios en casa debe salir a buscarlos. ¿Quiere algo más? Bueno, pues el sábado se celebró, también en Melbourne, la final Junior y ganó el francés Sidorenko, un ruso cuyo padre emigró hace ya 14 años a Francia buscando la gloria en el balonmano. Los datos consultados no dicen si triunfó o no el padre, pero lo que está claro es que el niño aprovechó el tiempo y los medios que pusieron a su alcance los galos.

Es una pena no poder contar que Baghdatis vivía en una casita humilde en la bahía chipriota de Morphou y que su papá le colocaba una red vieja en el jardín y que el niño progresó a base de sacrificio sin medios. Es una pena, pero la historia no es esa. En los tiempos que corren y para destacar en el deporte, es necesario tener algo más que talento. Y de la procedencia, nada de nada.



JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
29 de Enero de 2006
Publicado en Diario de Noticias (31.ENE.2006)

sábado, 21 de enero de 2006

LESIONES

Ya nos vamos acostumbrando a las ausencias en los grandes torneos. No hay semana en la que no haya bajas por lesión. Las lesiones, que son algo inherente al deporte, se están haciendo un hueco tan importante en el mundo del tenis que ya parece como si formaran parte de la familia. En la recta final del 2005, asistimos a un Master (el torneo que acoge a los ocho mejores del año), tan descafeinado que daba ganas de mirar hacia otro lado. A esta fiesta final del tenis faltaron Hewitt, Roddick, Safin y Nadal. Y para colmo, Agassi se lesionó en primera ronda, Siempre nos podemos agarrar al consuelo de que queda un cuadro más abierto... pero eso hay que explicárselo a quien ha ido hasta Shangai y ha comprado la entrada.

Ahora, primeros de 2006, asistimos a un Open de Australia sin Nadal, Agassi ni Safin, o sea, sin la promesa meteórica más importante de la historia del tenis, sin el veterano más valorado desde los tiempos de Connors y sin uno de los tenistas más puros de la actualidad.
Tres de los jugadores más atractivos del circuito fuera del primer Gran Slam del año. Están lesionados a consecuencia de los esfuerzos del año pasado y es que Australia pilla a contrapié a muchos jugadores que no han tenido casi tiempo de llevar a cabo su período de descanso y su pretemporada.

El deporte es cada vez más exigente. La generosidad del deportista choca con la intransigencia del público, del directivo, del sponsor y, en general, de todo lo que le rodea. Todo el entorno quiere ver competir al deportista en todos los escenarios y en todas las fechas; pero el protagonista debe dosificar el esfuerzo porque, a no ser de que tenga el cerebro mal colocado, debe darse cuenta de que si el negocio no funciona, ni el público, ni el directivo, ni el sponsor van a dar nada por él. Simplemente, van a ir a buscar a otro.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
21 de Enero de 2006
Publicado en Diario de Noticias (22.ENE.2006)