Hay cosas que no cansan al ser humano aunque se le meta dosis diarias, repetitivas y, aparentemente, tediosas. Y es que, por mucho que se diga, lo bueno no aburre. Lo que aburre a las personas es lo malo (algunos futbolistas de Primera División), lo pesado (las repetitivas declaraciones de los políticos) y lo soez (el Tomate de Tele 5). Lo bueno, se mire por donde se mire, gusta a todo el mundo y cada uno lo busca a su manera.
Otra vez hay que hablar a final de año de Roger Federer. El resumen del año tenístico se llama así, Federer, y no hay más que hablar. El suizo va camino de batir todos los records y parece ser que lo conseguirá en poco tiempo por dos razones: sigue mejorando su juego y tiene una edad en la que se mezclan los dos factores más importantes en el cenit del deportista: físico y madurez.
Federer no tiene agujeros. Analizando su juego, se llega a la conclusión de que es mejor aún que Sampras, que fue, sin duda, el más grande de la historia. Si su saque es bueno, su derecha es mejor, su aceleración de revés no perdona, cuando sube a la red llega con la tarea hecha desde media pista y, además, tiene un ritmo tal que da la impresión de que está más tiempo en el aire que pisando la pista.
Y aparte de lo deportivo, parece que va a batir records en lo personal, porque uno no recuerda un tipo tan normal como éste, llevando una vida tan anormal. Federer es un auténtico fair player, un jugador que jamás da problemas a árbitros ni contrarios y que jamás hace declaraciones conflictivas. Es elegante, educado, guapo, alto, limpio, atento, simpático, en fin de todo. Uno piensa que algo malo tendrá, porque si no habría que tirar por tierra aquello que nos enseñaron los curas en el colegio de que Dios es justo.
Es triste, pero algún día lo veremos con cara de sufrimiento, agonizando, como le vimos a Miguel Induráin en aquel Tour del 96, cuando, con ese rictus, nos venía a decir que eso se acababa, que lo sentía mucho pero que la vela se iba a apagar de un momento a otro. Y aunque ahí sí que Dios es justo, no deja de ser una faena que esto se acabe. Que el mundo (no el mundo del tenis, sino el mundo en general) tenga a mano un personaje de la categoría del suizo es todo un lujo. Porque, aparte de patrocinar una campaña contra la transmisión del Sida de madres a hijos y, a la vez, trabajar en la marcha de su Fundación para atender a los niños desamparados de Suráfrica, transmite una imagen que a todos nos gustaría estirar como un chicle para alargarla lo máximo posible.
Pues si Dios es como nos lo pintaron los curas en el colegio, no estaría de más pedirle que él mismo estirara el chicle y tuviéramos Federer para años.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
2 de Diciembre de 2007
Publicado en Diario de Noticias (6.DIC.2007)
Tennisbat sólo pretende archivar las opiniones de Josemari Sexmilo sobre el mundo del Tenis mundial, nacional y local. El autor, Entrenador Nacional de Tenis, agradece a quienes acceden al blog para escuchar a este Técnico con el fin de aprender un poco más sobre esta disciplina deportiva o, simplemente, para entretenerse. A todos, gracias.
domingo, 2 de diciembre de 2007
lunes, 5 de noviembre de 2007
MARTINAS
Que las apariencias, a veces, engañan no es ningún secreto. A todos nos ha dejado alguna vez helados la vida de los demás, cuando creíamos una cosa y resulta que era otra. El raspao a fin de mes con cochazo impresionante y el podrido de dinero en alpargatas, no son casos demasiado extraños en nuestra sociedad. Habría que ver lo que hay por ahí.
Martina Navratilova se lanzó sin red cuando declaró su homesexualidad. Para algunos (ojalá los más) fue una mujer valiente y digna de cualquier alabanza por declararse lesbiana en un mundo que aún no lo entendía muy bien. Era principio de los 80 y hubo demasiada gente que no le quiso comprender y le dio la espalda. Ahora Martina se dedica a proyectos humanitarios y de protección a la infancia.
A Martina Hingis le viene el nombre de la adoración que sentía su madre por la Navartilova. No lo dudó y le puso Martina, quizá pensando que eso le iba a ayudar a ser una estrella mundial. Y la verdad que lo fue, sin llegar a lo que hizo su homónima, pero lo fue. Además, siempre estuvo acompañada por mamá que, según declaraciones de la niña, era, a parte de su entrenadora, su mejor amiga (¿). Siempre tuvo pinta de buena chica y buena hija. Ahora dice que se va, que le acusan de consumir cocaína y que prefiere abandonar. Uno piensa que es lo mejor que puede hacer un personaje así cuando le pillan con la nariz blanca.
Es difícil juzgar a quien se droga, porque, al fin y al cabo, cada uno hace lo que le da la gana mientras no moleste a los demás. Pero el problema aquí (y por eso es mejor que se vaya) es el ejemplo tan desastroso para esos chavales que quieren verse reflejados en sus ídolos y que quieren llegar a ser como ellos. Hingis estará muy dolida, pero el mundo del deporte lo está más. No se puede acabar una carrera con 43 títulos, 3 Open de Australia, un Wimbledon y un US Open de esa forma, tirando por tierra todos los valores que acompañan al deporte, todos los beneficios que reporta a la juventud y todas las ilusiones de niños y viejos. Es el peor mal que se puede hacer al deporte.
Y mientras tanto, Navratilova, la mala, la lesbiana, dejándose los dineros en ayudar a los demás. Siempre fue mejor ésta.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
5 de Noviembre de 2007
Publicado en Diario de Noticias (6.NOV.2007)
Martina Navratilova se lanzó sin red cuando declaró su homesexualidad. Para algunos (ojalá los más) fue una mujer valiente y digna de cualquier alabanza por declararse lesbiana en un mundo que aún no lo entendía muy bien. Era principio de los 80 y hubo demasiada gente que no le quiso comprender y le dio la espalda. Ahora Martina se dedica a proyectos humanitarios y de protección a la infancia.
A Martina Hingis le viene el nombre de la adoración que sentía su madre por la Navartilova. No lo dudó y le puso Martina, quizá pensando que eso le iba a ayudar a ser una estrella mundial. Y la verdad que lo fue, sin llegar a lo que hizo su homónima, pero lo fue. Además, siempre estuvo acompañada por mamá que, según declaraciones de la niña, era, a parte de su entrenadora, su mejor amiga (¿). Siempre tuvo pinta de buena chica y buena hija. Ahora dice que se va, que le acusan de consumir cocaína y que prefiere abandonar. Uno piensa que es lo mejor que puede hacer un personaje así cuando le pillan con la nariz blanca.
Es difícil juzgar a quien se droga, porque, al fin y al cabo, cada uno hace lo que le da la gana mientras no moleste a los demás. Pero el problema aquí (y por eso es mejor que se vaya) es el ejemplo tan desastroso para esos chavales que quieren verse reflejados en sus ídolos y que quieren llegar a ser como ellos. Hingis estará muy dolida, pero el mundo del deporte lo está más. No se puede acabar una carrera con 43 títulos, 3 Open de Australia, un Wimbledon y un US Open de esa forma, tirando por tierra todos los valores que acompañan al deporte, todos los beneficios que reporta a la juventud y todas las ilusiones de niños y viejos. Es el peor mal que se puede hacer al deporte.
Y mientras tanto, Navratilova, la mala, la lesbiana, dejándose los dineros en ayudar a los demás. Siempre fue mejor ésta.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
5 de Noviembre de 2007
Publicado en Diario de Noticias (6.NOV.2007)
lunes, 22 de octubre de 2007
SOÑAR
Si algo vuelve fantasioso al ser humano es el sueño de lograr algo que no es fácil de alcanzar. El niño sueña con ser Ronaldinho, el adolescente con conquistar a esa amiga que no le hace ni caso, el adulto con una Primitiva, el jubilado con que le escuchen y así, para bien o para mal, todos soñamos con algo bueno. Soñar es gratis y, además, es imposible hacer mal a nadie porque, al fin y al cabo, es una fantasía individual.
Nalbandián soñó que podía ganar la final al suizo más laureado de la historia y que “tan sólo” se tenían que dar algunas circunstancias. Y se dieron; vaya que si se dieron. En principio, Federer tenía que jugar mal y jugó mal. En segundo lugar, él tenía que jugar muy bien y lo hizo. Y además, en caso de ir perdiendo, no tenía que perder la fe en sí mismo y no debía claudicar. Nalbandián sabía que eso ero lo más importante y, al fin y a la postre, es lo que pasó en la cancha. El sueño se hizo realidad porque el argentino no se “cayó” en ningún momento.
Es un hombre peculiar Nalbandián. Tan pronto se coloca el número tres del mundo como engorda un montón de kilos y baja escandalosamente en la clasificción mundial. Es el hombre al que llamó la ATP para jugar el Masters de Shangai del 2005 y le pillaron pescando en el mar (ya llevaba diez días de vacaciones) y fue renegando hasta Asia y llegó y, sorprendentemente, fue ganando partidos hasta meterse en la final (precisamente contra Federer) y ganó, lo que tira por tierra la teoría de que sin entrenamiento no hay victoria.
La lección que nos dejó Nalbandián en Madrid es muy clara y más en un deporte con un sistema de puntuación que, a veces, da ganas de pisotear la memoria del que lo inventó (precisamente, en la final cada jugador ganó los mismos puntos: 78). Un buen deportista no debe nunca abandonar. El partido dura hasta el final y no soñar con ganar es perder el respeto al público, al contrario y, lo que es peor, a uno mismo. Nalbandián soñó que ganaba y ganó. Ése es el mensaje.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
22 de octubre de 2007
Publicado en Diario de Noticias (23.OCT.2007)
Nalbandián soñó que podía ganar la final al suizo más laureado de la historia y que “tan sólo” se tenían que dar algunas circunstancias. Y se dieron; vaya que si se dieron. En principio, Federer tenía que jugar mal y jugó mal. En segundo lugar, él tenía que jugar muy bien y lo hizo. Y además, en caso de ir perdiendo, no tenía que perder la fe en sí mismo y no debía claudicar. Nalbandián sabía que eso ero lo más importante y, al fin y a la postre, es lo que pasó en la cancha. El sueño se hizo realidad porque el argentino no se “cayó” en ningún momento.
Es un hombre peculiar Nalbandián. Tan pronto se coloca el número tres del mundo como engorda un montón de kilos y baja escandalosamente en la clasificción mundial. Es el hombre al que llamó la ATP para jugar el Masters de Shangai del 2005 y le pillaron pescando en el mar (ya llevaba diez días de vacaciones) y fue renegando hasta Asia y llegó y, sorprendentemente, fue ganando partidos hasta meterse en la final (precisamente contra Federer) y ganó, lo que tira por tierra la teoría de que sin entrenamiento no hay victoria.
La lección que nos dejó Nalbandián en Madrid es muy clara y más en un deporte con un sistema de puntuación que, a veces, da ganas de pisotear la memoria del que lo inventó (precisamente, en la final cada jugador ganó los mismos puntos: 78). Un buen deportista no debe nunca abandonar. El partido dura hasta el final y no soñar con ganar es perder el respeto al público, al contrario y, lo que es peor, a uno mismo. Nalbandián soñó que ganaba y ganó. Ése es el mensaje.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
22 de octubre de 2007
Publicado en Diario de Noticias (23.OCT.2007)
jueves, 14 de junio de 2007
CLAVES
En el deporte todos los días hay victorias y derrotas; y todas ellas van acompañadas de razones para poder entender el sentido del resultado. Son las claves. Nunca se gana o se pierde porque sí. Siempre hay un razonamiento y es muy interesante buscarlo. Deducir por qué he ganado o he perdido tiene algo de racional y algo de experimental. La vía racional es fácil de entender. La vía experimental nos indica por dónde tenemos que ir o qué es lo que no tenemos que hacer en el futuro.
Nadal ha ganado cumpliendo el pronóstico. Lo que pasa es que los pronósticos son eso, pronósticos, y en cualquier momento se pueden derrumbar. Pero en este caso el pronóstico se ha impuesto. Pero, ¿por qué ganó Nadal el domingo pasado?, ¿cuá fu la clave? Todo tiene su explicación.
En primer lugar, la consistencia (capacidad de mantener la pelota en juego sin fallar y a un ritmo trepidante) de Nadal es cada día más firme. No en vano, declaró Federer el mismo domingo: “Nadal te obliga a fallar”. Nadal no falla, gana pocos puntos pero no comete los errores que los demás cometen.
También es una clave importante que el momento del mallorquín es excelente y ha coincidido en fechas con el torneo de París. Además, el cambio de mentalidad y de técnica que ha sufrido esta temporada, le hizo ser mucho más agresivo, con lo que eso conlleva a estos niveles.
Y la tercera clave quizá sea la más importante: el físico. Cuando Nadal perdió en Hamburgo la final con Federer, se habló del aspecto físico como algo determinante (tras su maratoniana semifinal con Hewitt). Y lo fue. Ahora en París, aunque se juega a cinco sets, se descansa 24 horas después de cada partido y eso es importante. Nadal no sufrió excesivo desgaste en rondas anteriores y, además, descansó. Así que se plantó en la final contra Federer descansado, con un partido al mejor de cinco sets y con calor. Todo a favor.
Ahora, en Wimbledon, es probable que no tenga tanto calor y es seguro que el juego será mucho más rápido. Las claves cambian y hay que hacerse a las variaciones que se sufren de una competición a otra. Nadal va a sufrir en todos los aspectos, incluso en el trato del público, porque ni franceses ni ingleses quieren ese juego mediterráneo, tan lento, tan defensivo, tan poco vistoso. Pero aquí lo que cuenta es grabar el nombre en el trofeo y qué más da si, al más puro estilo Induráin, ni se sabe atacar ni se sabe hablar y, mientras tanto, se gana. Pues eso, mal que les pese, es lo que cuenta. El año pasado Nadal ganó Roland Garros y jugó la final en Londres. Las claves están claras. Ahora lo que tiene que acompañar es la suerte. Y, a ser posible, el público.
JOSEMARI SEXMILO
Entrendor Nacional de Tenis
14 de junio de 2007
Nadal ha ganado cumpliendo el pronóstico. Lo que pasa es que los pronósticos son eso, pronósticos, y en cualquier momento se pueden derrumbar. Pero en este caso el pronóstico se ha impuesto. Pero, ¿por qué ganó Nadal el domingo pasado?, ¿cuá fu la clave? Todo tiene su explicación.
En primer lugar, la consistencia (capacidad de mantener la pelota en juego sin fallar y a un ritmo trepidante) de Nadal es cada día más firme. No en vano, declaró Federer el mismo domingo: “Nadal te obliga a fallar”. Nadal no falla, gana pocos puntos pero no comete los errores que los demás cometen.
También es una clave importante que el momento del mallorquín es excelente y ha coincidido en fechas con el torneo de París. Además, el cambio de mentalidad y de técnica que ha sufrido esta temporada, le hizo ser mucho más agresivo, con lo que eso conlleva a estos niveles.
Y la tercera clave quizá sea la más importante: el físico. Cuando Nadal perdió en Hamburgo la final con Federer, se habló del aspecto físico como algo determinante (tras su maratoniana semifinal con Hewitt). Y lo fue. Ahora en París, aunque se juega a cinco sets, se descansa 24 horas después de cada partido y eso es importante. Nadal no sufrió excesivo desgaste en rondas anteriores y, además, descansó. Así que se plantó en la final contra Federer descansado, con un partido al mejor de cinco sets y con calor. Todo a favor.
Ahora, en Wimbledon, es probable que no tenga tanto calor y es seguro que el juego será mucho más rápido. Las claves cambian y hay que hacerse a las variaciones que se sufren de una competición a otra. Nadal va a sufrir en todos los aspectos, incluso en el trato del público, porque ni franceses ni ingleses quieren ese juego mediterráneo, tan lento, tan defensivo, tan poco vistoso. Pero aquí lo que cuenta es grabar el nombre en el trofeo y qué más da si, al más puro estilo Induráin, ni se sabe atacar ni se sabe hablar y, mientras tanto, se gana. Pues eso, mal que les pese, es lo que cuenta. El año pasado Nadal ganó Roland Garros y jugó la final en Londres. Las claves están claras. Ahora lo que tiene que acompañar es la suerte. Y, a ser posible, el público.
JOSEMARI SEXMILO
Entrendor Nacional de Tenis
14 de junio de 2007
lunes, 21 de mayo de 2007
ANIMAL
Hace unos días se le requería a una de las hermanas Williams su opinión sobre Rafael Nadal. La respuesta fue clara, concisa y directa, sobre todo directa: “Es un animal”. Y la chica tiene razón, porque Nadal realmente es un animal. Es un jugador que destroza la pelota cada vez que la golpea con ese tren superior tan desarrollado, que muestra una velocidad endiablada especialmente cuando se trata de defender momentos delicados y que exhibe un nivel de resistencia física que no es normal. No se sabe si la Williams lo dijo como piropo o como insulto, pero, como diría mi amiga, habló de mierda el más cagón, porque no hay más que ver a esta mujer y su hermana enseñando músculo por esas pistas de Dios, para que nos salga del alma: “¡qué animales!”
Nadal ha perdido en Hamburgo, pero sigue siendo el mejor jugador del planeta sobre tierra batida. Ha tenido la suerte de no perder su record contra un desconocido sino contra el mejor tenista del mundo. Y es que Federer, aunque sea inferior en pista lenta, ha aprendido de las lecciones del año pasado. Ahora ataca más porque sabe que en el intercambio de fondo a fondo de la pista, Rafa es casi perfecto. A este detalle táctico, que de alguna manera explica la derrota del pasado domingo, hay que sumarle uno fundamental: el físico. Nadal gana sus partidos con mucho esfuerzo y esto lo debe a su patrón de juego. No es, por supuesto, un jugador que se vaya a la red a acabar el punto cuanto antes. Ni es así, ni lo será, si bien hay que reconocer que sus avances son evidentes en este terreno. En la final de Hamburgo se vio un Nadal con menos chispa de lo habitual y es que venía de jugar la vispera una maratón de sartenazos con Hewitt que contagiaba la paliza hasta el sofá.
Quizá el error del equipo de Nadal haya sido decidirse a jugar el Masters Series alemán y no guardar descanso para ir en mejores condiciones a Roland Garros, que empieza este próximo domingo. Quizá el acierto ha sido jugar una semana más en tierra batida con presión, con compromiso y con Federer en el cuadro. O quizá es que realmente, tal y como dijo la Williams, es un animal.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
21 de Mayo de 2007
Publicado en Diario de Noticias (22.MAY:2007)
Nadal ha perdido en Hamburgo, pero sigue siendo el mejor jugador del planeta sobre tierra batida. Ha tenido la suerte de no perder su record contra un desconocido sino contra el mejor tenista del mundo. Y es que Federer, aunque sea inferior en pista lenta, ha aprendido de las lecciones del año pasado. Ahora ataca más porque sabe que en el intercambio de fondo a fondo de la pista, Rafa es casi perfecto. A este detalle táctico, que de alguna manera explica la derrota del pasado domingo, hay que sumarle uno fundamental: el físico. Nadal gana sus partidos con mucho esfuerzo y esto lo debe a su patrón de juego. No es, por supuesto, un jugador que se vaya a la red a acabar el punto cuanto antes. Ni es así, ni lo será, si bien hay que reconocer que sus avances son evidentes en este terreno. En la final de Hamburgo se vio un Nadal con menos chispa de lo habitual y es que venía de jugar la vispera una maratón de sartenazos con Hewitt que contagiaba la paliza hasta el sofá.
Quizá el error del equipo de Nadal haya sido decidirse a jugar el Masters Series alemán y no guardar descanso para ir en mejores condiciones a Roland Garros, que empieza este próximo domingo. Quizá el acierto ha sido jugar una semana más en tierra batida con presión, con compromiso y con Federer en el cuadro. O quizá es que realmente, tal y como dijo la Williams, es un animal.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
21 de Mayo de 2007
Publicado en Diario de Noticias (22.MAY:2007)
viernes, 4 de mayo de 2007
LOS CAMBIOS DE NADAL
Parece que nada ha cambiado del año pasado a éste. Federer y Nadal, Nadal y Federer se reparten el pastel, o sea, los trofeos, el dinero y los puntos. Entre los dos han ganado lo más florido de lo que llevamos de calendario. El mallorquín Indian Wells y Montecarlo; el suizo, el Open de Australia. Tan sólo han dejado para el resto de los mortales el Masters Series de Miami que, aprovechando un descuido de Federer con Cañas, se lo llevó el teenager Djokovic. Al parecer, todo sigue igual. Pero, ¿realmente todo sigue igual?
Parece ser que en Can Nadal se trabaja duro y con sentido. El tenista debe dar capital importancia a la pretemporada, que es el período donde, al margen de lo físico, se trabajan los cambios técnicos que van a definir un poco más el patrón de juego del jugador. Los Nadal se debieron plantear que el chico no podía seguir haciendo kilómetros y kilómetros y ganando los partidos sufriendo auténticas maratones, porque, entre otras cosas, estaban jugando con una maquinaria de alta calidad pero que, como todas las maquinarias incluídas las de alta calidad, se podía romper. Y, según lo visto, el trabajo ha empezado a dar sus frutos.
Rafa Nadal ha cambiado en tres aspectos: saque, derecha y desplazamientos. Su saque es mejor que el del año pasado. Todos los jugadores intentan mejorar su saque con trabajo de pretemporada, porque siempre hay algo que mejorar. Este trabajo es tremendamente aburrido, pero da sus frutos. A la derecha no le da tanta rotación hacia arriba (liftado) como antes; es un poco más plana y, por tanto, corre más. Y su situación en la pista es algo más adelantada, por lo que debe correr menos que cuando jugaba a dos metros de la línea de fondo. Esta situación es una estrategia debida a que su juego actual es más de ataque y, al presionar al contrario, puede jugar más cerca de la pista, incluso dentro.
El pronóstico es muy claro: Nadal se va a acercar cada vez más a Federer o, al menos, eso parece. Claro, tampoco sabemos lo que ha trabajado Federer en su pretemporada, porque algo habrá cambiado. Por todo ello, se espera una temporada muy interesante que comenzará su parte más espectacular el lunes en Roma; luego Hamburgo, Roland Garros, Wimbledon, etc. Ah! Y para el que no entienda mucho de tenis, decirle que esto no tiene nada que ver con el circo de Mallorca, la Batalla de las Superficies. Pero nada de nada.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
4 de Mayo de 2007
Publicado en Diario de Noticias (8.MAY.2007)
Parece ser que en Can Nadal se trabaja duro y con sentido. El tenista debe dar capital importancia a la pretemporada, que es el período donde, al margen de lo físico, se trabajan los cambios técnicos que van a definir un poco más el patrón de juego del jugador. Los Nadal se debieron plantear que el chico no podía seguir haciendo kilómetros y kilómetros y ganando los partidos sufriendo auténticas maratones, porque, entre otras cosas, estaban jugando con una maquinaria de alta calidad pero que, como todas las maquinarias incluídas las de alta calidad, se podía romper. Y, según lo visto, el trabajo ha empezado a dar sus frutos.
Rafa Nadal ha cambiado en tres aspectos: saque, derecha y desplazamientos. Su saque es mejor que el del año pasado. Todos los jugadores intentan mejorar su saque con trabajo de pretemporada, porque siempre hay algo que mejorar. Este trabajo es tremendamente aburrido, pero da sus frutos. A la derecha no le da tanta rotación hacia arriba (liftado) como antes; es un poco más plana y, por tanto, corre más. Y su situación en la pista es algo más adelantada, por lo que debe correr menos que cuando jugaba a dos metros de la línea de fondo. Esta situación es una estrategia debida a que su juego actual es más de ataque y, al presionar al contrario, puede jugar más cerca de la pista, incluso dentro.
El pronóstico es muy claro: Nadal se va a acercar cada vez más a Federer o, al menos, eso parece. Claro, tampoco sabemos lo que ha trabajado Federer en su pretemporada, porque algo habrá cambiado. Por todo ello, se espera una temporada muy interesante que comenzará su parte más espectacular el lunes en Roma; luego Hamburgo, Roland Garros, Wimbledon, etc. Ah! Y para el que no entienda mucho de tenis, decirle que esto no tiene nada que ver con el circo de Mallorca, la Batalla de las Superficies. Pero nada de nada.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
4 de Mayo de 2007
Publicado en Diario de Noticias (8.MAY.2007)
miércoles, 14 de marzo de 2007
VIOLENCIA PADRE-HIJO
No es fácil soportar el fracaso cuando, desde la grada, no se puede hacer nada más que sufrir. Y es que en el Deporte conviven el sufrimiento activo y el pasivo, el del actor y el del espectador, el del deportista y el del forofo. Lo que ocurre es que, hasta para ser forofo, hay que estar preparado.
Se están observando últimamente conductas en el deporte infantil que son, como mínimo, preocupantes. Hay padres que no están preparados para ver a sus hijos competir y no se comportan con decoro debido a su ceguera. Los padres deben aportar al deportista sentido común, sensatez, educación y, sobre todo, lo que se llama “saber estar” . Pero están apareciendo casos de violencia, sí, sí, de violencia padre-hijo, es decir, de padres que pegan a sus hijos cuando pierden y, además, en público. Y, aunque todos sabemos que no es agradable ver a un hijo derrotado después de madrugar, de llevarlo hasta no sé dónde y de perder la mañana del sábado, lo cierto es que hay que dejar el instinto a un lado y utilizar el cerebro.
Todos sabemos, o nos imaginamos, que no es fácil digerir el hecho de la derrota del hijo cuando, por ejemplo, lo ha tenido todo a favor y ha fallado en ese momento en el que los grandes no fallan. Pero volvemos a lo de antes y es que un padre que no sea capaz de soportar esa presión debe quedarse en casa, porque su conducta puede derruir todo lo que deportistas, entrenadores y directivos han construido durante mucho tiempo, el deporte como algo inmensamente positivo. Por eso, desde aquí, este humilde técnico deportivo y juntaletras ocasional invita a todo progenitor que no sea capaz de controlar ese impulso, a no visitar recintos deportivos en donde compitan sus hijos porque, entre otras cosas, el Deporte y los deportistas se lo agradecerán.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
14 de Marzo de 2007
Publicado en Diario de Noticias (16.MAR.2007)
Se están observando últimamente conductas en el deporte infantil que son, como mínimo, preocupantes. Hay padres que no están preparados para ver a sus hijos competir y no se comportan con decoro debido a su ceguera. Los padres deben aportar al deportista sentido común, sensatez, educación y, sobre todo, lo que se llama “saber estar” . Pero están apareciendo casos de violencia, sí, sí, de violencia padre-hijo, es decir, de padres que pegan a sus hijos cuando pierden y, además, en público. Y, aunque todos sabemos que no es agradable ver a un hijo derrotado después de madrugar, de llevarlo hasta no sé dónde y de perder la mañana del sábado, lo cierto es que hay que dejar el instinto a un lado y utilizar el cerebro.
Todos sabemos, o nos imaginamos, que no es fácil digerir el hecho de la derrota del hijo cuando, por ejemplo, lo ha tenido todo a favor y ha fallado en ese momento en el que los grandes no fallan. Pero volvemos a lo de antes y es que un padre que no sea capaz de soportar esa presión debe quedarse en casa, porque su conducta puede derruir todo lo que deportistas, entrenadores y directivos han construido durante mucho tiempo, el deporte como algo inmensamente positivo. Por eso, desde aquí, este humilde técnico deportivo y juntaletras ocasional invita a todo progenitor que no sea capaz de controlar ese impulso, a no visitar recintos deportivos en donde compitan sus hijos porque, entre otras cosas, el Deporte y los deportistas se lo agradecerán.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
14 de Marzo de 2007
Publicado en Diario de Noticias (16.MAR.2007)
miércoles, 14 de febrero de 2007
LLORAR
Unos dicen que llorar no es de hombres; otros que es bueno llorar y que en el llanto no hay sexos. Unos tachan de nenazas a los que lloran y otros defienden al llorica como alguien valiente que es capaz de expresar lo que siente sin complejos ni verguenzas. Y lo único que está claro es que llore quien llore, todos lloran con motivo.
El equipo español de Copa Davis ha ganado su primera eliminatoria del año llorando. Con un equipo plagado de reservas (Verdasco es el 6º jugador español en el Ranking ATP y Feliciano el 12º), España se ha clasificado venciendo a jugadores con nombre de heladero italiano (Chiudinelli) y de recuerdos del colegio (Bohli). Jugadores totalmente desconocidos hasta para quien se preocupa de seguir el tenis semana a semana. Y es que la Copa Davis es difícil, pero se hace más complicada cuando un equipo empieza a llorar desconsoladamente por todo lo que le ocurre. Nos toca jugar fuera, Nadal se lesiona, Tommy Robredo dice que pasa, Moyá no es el que era, Ferrero ha desaparecido, nos ponen la pista más rápida que existe, Verdasco no se mentaliza para sustituir a última hora a Nadal y, en fin, todo un cúmulo de circunstancias que, de cara a perder, actúan de colchón, pero que no convencen a nadie.
Al terminar la eliminatoria, Nadal ya dijo que la próxima contra Estados Unidos es imposible (seguimos llorando) porque es un equipo muy fuerte y que otra vez aparecerá la maldita velocidad del piso. Los americanos tienen a Roddick y Blake, dos monstruos. El optimista pensará que uno u otro se puede lesionar, o enfadarse con los direcitvos de su federación y negarse a jugar o surgirle un funeral o, simplemente, tener un mal día y que Nadal (si es que no le deja de apetecer jugar) viva una gran actuación y elimine él solito a los yankees. Pero el español no. El español pensará (llorando, por supuesto) que la superficie va a ser aún más rápida que la de Basilea, que Roddick va a batir el record de velocidad de su saque, que tradicionalmente se ha fracasado cuando se ha jugado en ese país y hasta que a Blake le va a salir pelo.
Contra Estados Unidos no cabe llorar. Hay que mirar hacia delante y con el orgullo de haber llegado a segunda ronda y enfrentarse al mejor equipo del momento. Gigantes más grandes han caído en la historia del tenis. Pero cuando cae un gigante es porque el débil se lo cree y deja los complejos en el vestuario. Lo demás es para nenazas y lloricas.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
14 de Febrero de 2007
Publicado en Diario de Noticias (16.FEB.2007)
El equipo español de Copa Davis ha ganado su primera eliminatoria del año llorando. Con un equipo plagado de reservas (Verdasco es el 6º jugador español en el Ranking ATP y Feliciano el 12º), España se ha clasificado venciendo a jugadores con nombre de heladero italiano (Chiudinelli) y de recuerdos del colegio (Bohli). Jugadores totalmente desconocidos hasta para quien se preocupa de seguir el tenis semana a semana. Y es que la Copa Davis es difícil, pero se hace más complicada cuando un equipo empieza a llorar desconsoladamente por todo lo que le ocurre. Nos toca jugar fuera, Nadal se lesiona, Tommy Robredo dice que pasa, Moyá no es el que era, Ferrero ha desaparecido, nos ponen la pista más rápida que existe, Verdasco no se mentaliza para sustituir a última hora a Nadal y, en fin, todo un cúmulo de circunstancias que, de cara a perder, actúan de colchón, pero que no convencen a nadie.
Al terminar la eliminatoria, Nadal ya dijo que la próxima contra Estados Unidos es imposible (seguimos llorando) porque es un equipo muy fuerte y que otra vez aparecerá la maldita velocidad del piso. Los americanos tienen a Roddick y Blake, dos monstruos. El optimista pensará que uno u otro se puede lesionar, o enfadarse con los direcitvos de su federación y negarse a jugar o surgirle un funeral o, simplemente, tener un mal día y que Nadal (si es que no le deja de apetecer jugar) viva una gran actuación y elimine él solito a los yankees. Pero el español no. El español pensará (llorando, por supuesto) que la superficie va a ser aún más rápida que la de Basilea, que Roddick va a batir el record de velocidad de su saque, que tradicionalmente se ha fracasado cuando se ha jugado en ese país y hasta que a Blake le va a salir pelo.
Contra Estados Unidos no cabe llorar. Hay que mirar hacia delante y con el orgullo de haber llegado a segunda ronda y enfrentarse al mejor equipo del momento. Gigantes más grandes han caído en la historia del tenis. Pero cuando cae un gigante es porque el débil se lo cree y deja los complejos en el vestuario. Lo demás es para nenazas y lloricas.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
14 de Febrero de 2007
Publicado en Diario de Noticias (16.FEB.2007)
domingo, 28 de enero de 2007
LA PERFECCIÓN
Hay ocasiones en las que uno se sienta delante del teclado para escribir sobre un tema y acaba hablando de otro. No es lo normal, pero suele ocurrir. Esto pasa porque, dentro del tema a tratar, aparece quien destaca tanto, tanto, que eclipsa a todo lo demás. Cuando aparece ese elemento, todo se vuelve secundario, sin apenas importancia.
Quien suscribe estaba dispuesto a comentar el Open de Australia como algo ajeno al nivel técnico exhibido por los protagonistas, los jugadores. Iba a decir que el australiano es el torneo de Gran Slam más desconocido por estos pagos, debido a que está físicamente lejos, a que nos pilla en plena cuesta de enero o a que ningún español lo ha ganado. También pensaba resaltar la organización tan grata para los jugadores y entrenadores, con sus rápidos traslados hotel-club-hotel y la gran variedad de comidas de todo el mundo que presenta el restaurante del hotel oficial para que todos se sientan casi como en casa. Y además, iba a resaltar la lucha de la organización contra el calor, haciendo de este campeonato el único del mundo con dos pistas centrales de techo retráctil. Incluso podría haber comentado el hecho de que una mujer ha dirigido la final de hombres, algo que en estos tiempos ya no debería ser noticia, pero que lo es.
Pero quien suscribe no puede resaltar todo eso tan secundario cuando nos encontramos ante la figura de Roger Federer. El suizo se ha ido devorando uno a uno a todo el que se le ha puesto por delante en estas dos últimas semanas. Parece como si hubiéramos llegado al tenis perfecto, ese tenis que ya nadie puede superar. Uno confiesa que, en su día, creía haber llegado a ese punto viendo jugar a Pete Sampras, pero ahora es el momento de reconocer lo que vemos, que estamos ante el jugador más completo de todos los tiempos.
Federer es un hombre que tiene todos los golpes. Su saque es de lo mejor del Circuito, su revés liftado a una mano es maravilloso, así como su poderosa derecha. Resta muy bien, volea, es rápido, resistente, acelera sus golpes como nadie, pasa de la defensa al ataque con un solo golpe… tiene todo. El domingo, en la final contra el chileno González, obsequió al público con dos passings ¡a bote pronto!
Nadie sabe dónde está el tope del tenis, dónde está la perfección, dónde está ese techo que no se puede mejorar. Lo único que está claro es que en la actualidad, Federer es el techo. Y si es el indiscutible número uno en lo técnico, parece que también está entre los mejores a nivel humano. Hacía tiempo que uno no veía a un famoso firmar un autógrafo a un aficionado y mirarle a los ojos, o levantarse de la silla para saludar a un miembro de la organización tras la final. Esto, que parece que debiera ser lo normal, no se ve habitualmente. Por eso, cuando a un niño se le explica cómo debe ser un tenista, no sólo hay que hablarle del saque o del revés, sino de qué tipo de persona tiene que llegar a ser. Y si no lo entiende, no hay que preocuparse, porque vídeos y reportajes sobre Federer hay en muchas tiendas.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
28 de enero de 2007
Publicado en Diario de Noticias (30.ENE.07)
Quien suscribe estaba dispuesto a comentar el Open de Australia como algo ajeno al nivel técnico exhibido por los protagonistas, los jugadores. Iba a decir que el australiano es el torneo de Gran Slam más desconocido por estos pagos, debido a que está físicamente lejos, a que nos pilla en plena cuesta de enero o a que ningún español lo ha ganado. También pensaba resaltar la organización tan grata para los jugadores y entrenadores, con sus rápidos traslados hotel-club-hotel y la gran variedad de comidas de todo el mundo que presenta el restaurante del hotel oficial para que todos se sientan casi como en casa. Y además, iba a resaltar la lucha de la organización contra el calor, haciendo de este campeonato el único del mundo con dos pistas centrales de techo retráctil. Incluso podría haber comentado el hecho de que una mujer ha dirigido la final de hombres, algo que en estos tiempos ya no debería ser noticia, pero que lo es.
Pero quien suscribe no puede resaltar todo eso tan secundario cuando nos encontramos ante la figura de Roger Federer. El suizo se ha ido devorando uno a uno a todo el que se le ha puesto por delante en estas dos últimas semanas. Parece como si hubiéramos llegado al tenis perfecto, ese tenis que ya nadie puede superar. Uno confiesa que, en su día, creía haber llegado a ese punto viendo jugar a Pete Sampras, pero ahora es el momento de reconocer lo que vemos, que estamos ante el jugador más completo de todos los tiempos.
Federer es un hombre que tiene todos los golpes. Su saque es de lo mejor del Circuito, su revés liftado a una mano es maravilloso, así como su poderosa derecha. Resta muy bien, volea, es rápido, resistente, acelera sus golpes como nadie, pasa de la defensa al ataque con un solo golpe… tiene todo. El domingo, en la final contra el chileno González, obsequió al público con dos passings ¡a bote pronto!
Nadie sabe dónde está el tope del tenis, dónde está la perfección, dónde está ese techo que no se puede mejorar. Lo único que está claro es que en la actualidad, Federer es el techo. Y si es el indiscutible número uno en lo técnico, parece que también está entre los mejores a nivel humano. Hacía tiempo que uno no veía a un famoso firmar un autógrafo a un aficionado y mirarle a los ojos, o levantarse de la silla para saludar a un miembro de la organización tras la final. Esto, que parece que debiera ser lo normal, no se ve habitualmente. Por eso, cuando a un niño se le explica cómo debe ser un tenista, no sólo hay que hablarle del saque o del revés, sino de qué tipo de persona tiene que llegar a ser. Y si no lo entiende, no hay que preocuparse, porque vídeos y reportajes sobre Federer hay en muchas tiendas.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
28 de enero de 2007
Publicado en Diario de Noticias (30.ENE.07)
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