No
es ningún secreto que hay deportistas que creen que son el centro del mundo,
personas que miran por encima del hombro al resto de los mortales, individuos
que piensan que son más que los demás. Y no saben que la única diferencia es
que hacen un deporte mejor que los que le rodean. Y nada más.
Marta
Sexmilo acaba de ser semifinalista en el Campeonato de España de tenis de su
categoría. Aunque no ha ganado, se ha llevado todos los laureles locales, todos
los halagos y toda la admiración de los de casa, porque todo el mundo sabe que
no es fácil alcanzar esos niveles y que hay que trabajar muy duro para llegar
hasta ahí. Marta juega, saluda a todo el que se le acerca, atiende con máxima
educación a periodistas y fotógrafos, habla con los recogepelotas, con los
pisteros, colabora con la Organización del torneo y sonríe a todas horas. Desde
la estructura organizativa de un torneo, es un placer tener deportistas con
este talante basado en la humildad, la educación y, sobre todo, la generosidad.
Cuando
vemos un deportista con estas características, debemos fijarnos más en los
valores que en el nivel técnico. Y es que el nivel técnico se consigue a base
de horas, repeticiones, sudor y, en resumen, sufrimiento; pero el nivel humano no se
entrena, se alcanza por otras vías como la observación, la imitación de los
mejores o, simplemente, los genes.
Tras
esta dura semana, Marta no ha salido campeona, ni siquiera finalista, pero ha
dado lecciones diarias de saber estar y de no ser más que nadie. Ojalá todos esos
críos que le han visto competir se fijen menos en el revés, la volea o el
saque, y más en lo importante, en cómo debe ser un campeón de verdad, un
campeón con mayúsculas, un campeón, en resumen, que no quiera ser el centro del
mundo, ni mire por encima del hombro ni piense que es más que los demás. Al fin
y al cabo, el tenis, el deporte en general, es una escuela de vida.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
2 de Julio de 2014
Publicado en Diario de Noticias (3.JUL.2014)