Hay tenistas que no deberían morir. En
todas las épocas ha habido jugadores que enamoran de tal forma al público que
éste arde en deseos de que siempre gane el mismo. En los tiempos que corren
parece como que a nadie le importa que no gane su favorito siempre que sea
Roger Federer el verdugo. Hay aficionados que odian el patrón de juego de
Nadal, otros no soportan a Djokovic, otros a Murray o a Wawrinka, pero cuando
gana Federer parece como que toda la gente, sea de uno o de otro, sonríe.
En los años 70 y primeros de los 80 pasó lo
mismo con Borg, el sueco querido por todos, que ganó en siete años seis Roland
Garros y cinco Wimbledon. Sus enemigos, Connors, Nastase, Orantes, Mac Enroe o
Vilas eran amados u odiados, según. Pero Borg era la perfección, la elegancia,
la humildad. Todos sonreían cuando él ganaba.
Álvaro Fernández ha ganado su primer
Campeonato Navarro Absoluto. Después de muchas ediciones topándose en el camino
con Sanz y Alcalde, ha logrado el objetivo… y los aficionados parece que
también. Y es que Álvaro es un campeón humilde, un jugador que se preocupa de
los compañeros, de los que le rodean y
que es simpático y agradable con todo el mundo. Álvaro empezó muy pequeño con
esto de la raqueta. No tuvo entrenadores particulares como muchos de su entorno,
ni se preocupó de viajar a torneos, ni le obsesionó nunca ser el mejor. Sin
duda, sus padres le enseñaron lo que es la vida, lo que realmente importa que,
en el fondo, se resume en llegar a ser una buena persona.
El juego de Álvaro se basa en una potente
derecha, un buen saque y una lucha sin desfallecimiento. Sin duda, tres
características que le llevan al nivel en el que se encuentra. Ahora ha
encontrado su momento de esplendor, con un juego más agresivo del que
habitualmente exhibe y con una cabeza que ha llegado a un punto de maduración
notable. La tarea que le espera es mantener estas constantes y, mientras el
cuerpo aguante, seguir disfrutando del tenis, su objetivo primordial.
Durante la semana del Campeonato Navarro
todo eran cábalas, pronósticos, favoritos y rivalidades. Como pasa siempre,
cada uno quiere que gane el suyo. Y como pasaba en los años 70 y primeros de
los 80 con Borg, y tal y como pasa ahora con Federer, cuando Álvaro ganó su
match ball, a pesar de los deseos de cada uno, quien más quien menos… todo el
mundo sonrió.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de
Tenis
17 de septiembre de 2014
Publicado en Diario de
Noticias (18.SEP.2014)