lunes, 1 de agosto de 2005

EL ATP DE AMAYA

Los grandes eventos deportivos son cada vez más difíciles de organizar. El rigor del ente controlador a nivel internacional, las normas técnicas y las medidas para que el deportista, el árbitro y el espectador se sientan bien y no echen en falta nada durante el espectáculo, parece algo inalcanzable. Pero como la ilusión puede con todo, la fe mueve montañas, querer es poder y todo eso, pues, al final y mediando un agotamiento bárbaro, todo sale como debe salir, o sea, bien.

Realmente hay que tener valor para meterse donde se han metido. Organizar un torneo del ATP Tour no es algo a lo que se atreva cualquiera, Quien vaya estos días a la Ciudad Deportiva Amaya para disfrutar del tenis que nos trae esta gente, va a ver únicamente la carcasa, lo de fuera, lo bonito, vamos, lo que se ve. Detrás de todo esto queda un montón de trabajo y muchas personas que, desinteresadamente, han colaborado y colaboran para que cada cosa aparezca en su sitio y en el momento oportuno. Organizar no es recibir a la gente, dejarla en el hotel y hacerles jugar al día siguiente. Organizar es eso y contratar, gestionar, pagar, cobrar, llevar, firmar, traer, pedir, hablar, sufrir, disfrutar, colocar, citar, ayudar, llamar, recibir y un sinfín de labores que, si se logra llevar a cabo con una sonrisa en la boca, se convierte, por lo general, en éxito rotundo.

En Amaya, David Zabalza y su equipo tienen todo atado. El trabajo que comenzó hace tantos meses está tocando a su fin. Tan sólo queda abrir el escenario y hacer trabajar a los actores. Y al público, al imprescindible público, le queda disfrutar de algo que nunca hemos visto en esta plaza. Por todo ello, es importantísimo, al margen del reconocimiento a los mejores saques, smashes, globos o passings, el aplauso a quienes han hecho posible semejante evento, por su bien hacer, pero, sobre todo, por su generosidad.


JOSEMARI SEXMILO
01.AGO.2005
Publicado en Diario de Noticias. 05.AGO.2005

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