miércoles, 24 de junio de 2009

DISGUSTOS

Nadal ha dado un disgusto más a esa gran masa de aficionados que le siguen a diario no jugando en la Catedral del tenis. No es el primer disgusto (no pudo estar en Argentina en la final de la Copa Davis) ni será el último. Nadal tiene dos handicaps que pueden hacer mucho daño a su carrera profesional y que podrían llegar a finiquitarla antes de lo que la gente piensa. Por una parte, el patrón de juego del mallorquín, lo que se podría llamar “la forma de jugar”, no es la mejor de cara a favorecer una carrera larga. Los partidos de Nadal son eternos porque le cuesta mucho esfuerzo ganar cada punto y, aunque no es el jugador defensivo de sus primeros escarceos profesionales, no es un atacante nato y eso se nota, sencillamente, en la duración de sus partidos.

Su segundo handicap sería su técnica individual. Los esfuerzos que hace Nadal por mover la pelota son enormes en comparación con los de sus compañeros de viaje. La teoría de que el gesto técnico de un deportista debe ser, fundamentalmente, efectivo y económico se desploma en este caso. Nadal no tiene unos golpes efectivos de cara a ganar puntos directos, como otros jugadores. Y de económicos nada, porque su esfuerzo y desgaste en cada golpe no guarda relación directa con su efectividad. Por eso, mientras Federer gana 6/2 6/2 en 55 minutos, Rafa tiene que estar casi dos horas para hacer el mismo resultado. La diferencia es clara: mientras Federer parece una bailarina, Nadal es un currela.

Rafa Nadal tiene mucho mérito en lo que hace. Es un hombre con los pies en el suelo, tiene talento, técnica, físico, sensatez, educación, o sea, todo lo que debe tener un gran deportista. Y aunque a mucha gente no le guste su forma de jugar (por ejemplo, el público de París), hay que reconocer que es uno de los más grandes de la historia. Pero el problema estriba en que nadie sabe, aunque todo el mundo opina, hasta cuándo va a durar. Hay que tener en cuenta que cuando Rafa Nadal se inscribe a un torneo, generalmente juega lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo. El jugador medio tan sólo juega el lunes, pierde y... a casa. Y competir todos los días desgasta mucho al jugador.

Rafa, desgraciadamente, seguirá dando disgustos porque, sencillamente, su patrón de juego es el que es y esto forma parte fundamental de su visión del tenis. Mientras el físico le respete, todo marchará bien. Los problemas aparecerán cuando las fuerzas le fallen y toda la base se rompa. Uno entiende que, a partir de ahí, este país irá de disgusto en disgusto.



JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
24 de Junio de 2009
Publicado en Diario de Noticias (26.JUN.2009)

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