domingo, 11 de septiembre de 2011

COMPETIR

Cuando mi mejor amigo volvía de una competición, su padre siempre le preguntaba si había jugado bien y si había disfrutado. Y punto. El padre de mi mejor amigo había sido deportista y sabía que lo de ganar o perder, a edades tempranas, no es lo importante. Claro que le gustaba que su hijo ganara, sólo faltaba, pero no se moría porque mi mejor amigo fuera campeón. Cuando la conversación avanzaba, salía a relucir la victoria o la derrota; y mi mejor amigo no lo entendía. ¿Por qué mi padre no me pregunta, de primeras y como los demás, si he ganado o he perdido?

En los deportes individuales la competición está en crisis. Y en el mundo del tenis, quizá, más. Las Escuelas son cada vez más grandes y las competiciones más cortas. Los cuadros de setenta u ochenta jugadores han pasado a la historia y ahora nos conformamos con ver competir a veinte o treinta. Pero, ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué los jóvenes no quieren competir? Y otra pregunta: ¿quién da la espalda a la competición, el jugador o el padre?

La competición, al fin y al cabo, es una escuela de vida, es una forma de actuar en un escenario en el que unos quieren demostrar una superioridad y otros, simplemente, que el trabajo bien hecho les hace disfrutar. Los padres, los entrenadores, los amigos y todos los que rodean al deportista joven, deberían colaborar a hacer de la competición algo lúdico, divertido, agradable. Lo de ganar o perder vendrá más tarde, cuando la madurez hace del deporte individual algo casi, casi, cruel. Y es que el ver la competición como algo basado únicamente en victoria-derrota es lo que anula muchas veces al joven deportista y le hace abandonar la competición. O ni siquiera empezar a competir. No es ningún secreto que el niño está, en este mundo actual, hiperprotegido y que los padres sufren a nivel 10 cuando el niño sufre a nivel 3. Quizá los padres debieran empujar a sus hijos a competir explicándoles todas estas cosas, anulando el dramatismo habitual de las competiciones y haciéndoles ver que ganar o perder es una consecuencia de la competición y nada más.

Cuando mi mejor amigo se hizo mayor, hizo con sus hijas lo que su padre le había enseñado. Lo hizo lo mejor que pudo y en esa casa nunca hubo dramas, ni tragedias, ni nada parecido. Aunque bien es verdad que a menudo, en alguna de las conversaciones al llegar a casa después de una competición, sus hijas pensaban aquello de “cuándo coño me va a preguntar si he ganado o no”.


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
10 de Septiembre de 2011
Publicado en Diario de Noticias (11.SEP.2011)

1 comentario:

  1. Muy buen post, José Mari.
    Te dejo dejo el enlace de mi blog, por si algún día te apetece echarle un vistazo:
    www.diarionadalista.blogspot.com
    En él hablo un poco de todo (tenis incluido).
    Saludos,
    Fernando Llarena.

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