Cuando un águila cumple los 40 y
su pico y sus uñas no sirven para agarrar las piezas de las que se alimenta,
tiene que tomar una decisión: o morirse de hambre o refugiarse en la montaña y
renovar esas armas tan importantes para poder vivir unos 30 años más. Es algo
parecido a la vida del ser humano. Cuando las cosas van mal podemos
abandonarnos o reinventarnos. Si nos abandonamos ya sabemos nuestro futuro,
pero si intentamos reinventarnos podemos triunfar o no, pero la victoria radica,
sin ninguna duda, en haberlo intentado.
En la actualidad, Rafa Nadal gana
casi todo lo ganable. Si la lógica no se derrumba, dentro de quince días
volverá a ser el número 1 de la clasificación ATP. Todos los que pensábamos que
el muro de la lesión, de la inactividad y de la depresión que eso conlleva era
infranqueable, nos tenemos que rendir ante lo evidente. Y es que Nadal y su
entorno nunca dejan de trabajar. Para su rentrée
ha preparado unos cambios que para quien suscribe son espectaculares.
Por un lado, y esto es evidente,
ha perfeccionado su saque. Para ello, con frecuencia abre un poco (un pelín en
el lenguaje Nadal) la empuñadura de su primer saque. De esta forma gana un plus
de velocidad, aunque debería haber perdido algo de seguridad; pero ni por esas.
En Cincinnati ha tenido partidos con un ¡80%! de primeros saques buenos. Una
locura.
Y por otra parte, ha mejorado su
“defensa”, que va entre comillas porque ya nadie se cree que Nadal se defienda.
Lo que hace ahora es contraatacar con una decisión grande. En multitud de
jugadas en que recibe misiles de sus rivales, él, en lugar de hacer un golpe
defensivo, lo que intenta es sorprender con un golpe, si cabe, tan de ataque
como el que se le ha echado encima. Y el que no se lo crea que mire el match point de la última final con Isner
(Cincinnati, 18 de Agosto).
Durante los meses en que parecía
que Nadal se bajaba en la próxima parada, trabajó para volver con esa fuerza
que nadie se explica de dónde sale, pero que sale. Nadie sabe si tuvo dudas o
no, pero lo cierto es que, entre abandonarse o reinventarse, eligío esto último.
Y para desgracia de sus enemigos, renovó su pico y sus uñas, que es lo que
utiliza, como el águila, para agarrar
las piezas de las que se alimenta.
JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de
Tenis
23 de Agosto de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario