domingo, 2 de julio de 2006

EL RESPETO

Sito Pons escribía hace años que el deporte es de los deportistas y que los demás están para ayudar, sólo para ayudar. Y es verdad. El deportista lo que necesita es tranquilidad y no una tribu de moscones alrededor molestando cada vez que respira. Lo que tiene que tener el atleta en su entorno es un clima de comprensión, de apoyo, de cariño y, sobre todo, de respeto. Si el protagonista del deporte puede contar con estos términos en el diccionario que le acompaña a todas partes, es más que probable que pueda llegar a donde sueña. Estos conceptos los deben aportar, ni más ni menos, los que rodean a quien hace lo posible por triunfar en el mundo del deporte, el deportista.

Se ha ido Javier Hernández, J.H., el Boti. Y se ha ido de puntillas, sin hacer ruido, sin molestar a nadie, tal y como vivió y escribió. Ni siquiera pidió un taxi. Javier respetó a todo el mundo hasta el final. Si algo pudimos aprender de este campeón de la humanidad, fue el respeto por las personas en general y por el deportista en particular. Su trato hacia el deportista afamado, contrastado y poderoso fue igual, repito, igual, que hacia el perdedor, desconocido y novato. Para él no había diferencia. Eran, simplemente, personas.

La Pelota se ha quedado huérfana, pero también la Prensa y el Tenis y los amigos y todos los que, de una forma o de otra, le queríamos. La vida tiene estos tragos y lo peor de todo es que no se puede rebobinar. Se ha ido y se ha ido. Y le hemos homenajeado y hemos llorado y hemos moqueado, porque hay personas por las que hay que llorar y moquear, porque se lo merecen y quizá sea el homenaje más socorrido y más barato, pero es, de largo, el que más sentimiento acumula.

Pues nada, Javier; que si hay algo después de esto, nos veremos como siempre, con nosecuántos periódicos en la mano y con un cortao delante para hablar de Osasuna, de la herencia de Retegi, del Portland y de Nadal. Y seguiremos aprendiendo de tu natural respeto por todos, ricos y pobres, famosos e ignorados, destacados y mediocres. Y decirte que lo tuyo no ha sido normal, que no hay gente así, que todos nos creemos algo y, al fin y al cabo, no somos nada. Y que gracias por tus lecciones de todo, pero sobre todo, de respeto.

Un abrazo enorme. Agur, amigo.



JOSEMARI SEXMILO
2 de Julio de 2006
Publicado en Diario de Noticias (4.JUL.2006)

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