domingo, 9 de julio de 2006

LAS MATEMÁTICAS

Cuando Miguel Induráin comenzaba a destacar, allá por los años ochentaymuchos, voces preparadas, con experiencia y con gran bagage técnico, aseguraban que rodaría muy bien, que sería un buen contrarrelojista, que hasta podría sprintar, pero que a lo que jamás llegaría sería a ser un buen escalador. Todo esto se fundamentaba en parámetros que durante años habían servido de base al ciclismo. El peso y la estatura parece que era lo que no cuadraba en el proyecto, porque, según los entendidos, para ser escalador había que ser delgadito y pequeño y no un culogordo como Miguel. Miguel fue, al final, un todoterreno. No fue el mejor escalador pero no perdía sus tiempos en las allturas. Allí donde iba el escalador de turno, Miguel estaba detrás. Siempre.

Y como el caso de Induráin ha habido muchos en la historia del deporte. Atletas a los que por su tipología, su técnica o su forma de ser, no se les ha colocado en la salida de la carrera del éxito y, sin embargo, se han colado en el sprint final echando por tierra las teorías de los agoreros, por cierto, cada vez más presentes en el mundo del deporte.

Nadal se ha colado donde parecía que no tenía sitio. Un jugador cuyo fuerte no es el saque (aunque lo ha mejorado) y que hasta hace poco tiempo sólo subía a la red a dar la mano, no se merecía estar en la final de Wimbledon. Pero el deporte no es matemático y hay deportistas, los menos, que rompen moldes y tiran por tierra todo lo escrito. Y esto es bueno porque si no, el deporte sería muy aburrido. Como las Matemáticas.

Pero tampoco vamos a pensar que Nadal, sin mejorar aspectos básicos en pista rápida, ha llegado a donde ha llegado. En Londres no ha levantado la pelota tanto como en la tierra de París, buscando que no le puedan atacar de primeras. Y, además, ha mejorado su resto, algo importantísimo en el tenis moderno.

Nadal ha perdido con Federer, lo que, también a priori, no supone ninguna sorpresa. Pero lo que queda es esa sensación de que todavía se puede soñar y que los genios del deporte existen. No se trata de tener las mejores referencias antropométricas, los mejores medios y los mejores entenadores. Hay que tener algo más, ese algo que no se puede explicar ni comprar. Ese algo que rompe moldes y da vida a la vida. Eso que nadie sabe dónde está pero que todos saben que existe. Eso cuyo resultado final es siempre incierto y no como en las Matemáticas, donde el resultado sólo puede ser uno. ¡Qué aburrido!


JOSEMARI SEXMILO
Entrenador Nacional de Tenis
9 de Julio de 2006
Publicado en Diario de Noticias (11.JUL.2006)

No hay comentarios:

Publicar un comentario